Una película diferente. Para empezar, es en blanco y negro. Adorada por la crítica, pero también por el público, y ampliamente premiada, fue una de las grandes revelaciones del 2018. Su director polaco ya tenía un buen nombre gracias a sus anteriores trabajos (en especial, “Ida”, también en blanco y negro y muy personal) pero “Cold war” es mucho más: con el telón de fondo de la guerra fría, años 50 en Europa, dos personas muy distintas tratan de sacar adelante un amor casi imposible.

Si la dirección de Pawlikowsky es excelente, apoyada en un estupendo guion (regla de oro de toda gran película), el trabajo de la pareja protagonista, especialmente el de Joanna Kulig, no le va a la zaga, como tampoco lo hacen la hermosísima fotografía (que refleja acertadamente la desolación ambiental y los conflictos internos de los personajes) o la música, empleada con gran valentía hasta conferirle un papel destacado en el reparto de méritos de esta fantástica cinta.