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España España · sevilla
Voto de brulote:
5
Musical. Drama. Romance María Luján, una cupletista en decadencia, recuerda su intensa vida mientras habla con Juan Contreras, viejo admirador y primer empresario que creyó en ella: sus comienzos como corista, su triunfo en España, París e Hispanoamérica en los años 20, los diferentes hombres de su vida, sus devaneos por las salas de juego francesas y, finalmente, su regreso a España, ya enferma, tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para trabajar en El ... [+]
7 de marzo de 2010
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según la wiki, Sara Montiel hizo esta película como favor a Juan de Orduña por haberle lanzado al estrellato diez años antes en “Locura de amor”. La verdad es que en 1957 Sara era una actriz amortizada en el cine americano, en donde apenas tenía futuro si no era como esposa de Anthony Mann, y “El último cuplé” supuso el mayor acierto de su vida, descubriendo su auténtica vocación de vedette de revista “retro”, ideal para un país como España en el que cotizan al alza siempre los perímetros mastodónticos.

Me gusta ver “El útlimo cuplé” y no por Sara, que me molesta sobremanera, ni por Orduña, que era un mal director, no sabía dirigir a los actores, su sentido del montaje era casi ofensivo (escenas que irrumpen unas en otras como quien corta maleducadamente una conversación) y narraba horriblemente mal. Me gusta por su homenaje apasionado a un género olvidado como el cuplé, que se quiera o no, es parte de nuestra historia. Canciones como “El relicario” o “La violetera” (maravilla del maestro Padilla que Chaplin inmortalizó al plagiarla nota a nota en “Luces de la Ciudad”) participan de eso tan indefinible llamado memoria sentimental, además de ser en sí mismas hermosas piezas musicales. El éxito de la versión aflamencada del cuplé, llamada copla, la censura franquista y la irrupción de los horribles espectáculos de Revista acabaron con el cuplé y esa podía haber sido la historia que contase esta película, pero obviamente no lo hace.

Me gusta también porque en “El último cuplé” se disfruta del enorme nivel que el cine español de la época alcanzó en algunos aspectos técnicos. Aquí es especialmente reseñable el trabajo de dirección artística de Sigfredo Burmann, que en complicidad con el operador José Fernández de Aguayo (y a pesar de Orduña, añadiría yo) ofrece una amplia y colorista gama de interiores de época, tan brillante, cuidada y matizada que uno se pregunta si fue una buena idea el desmantelamiento de los estudios de cine que los cineastas jóvenes propiciaron a partir de los años 60. Gente como Burmann, Aguayo, Enrique Alarcón o Manuel Berenguer hacían visibles muchas películas infumables, por no hablar de la abundante nómina de secundarios extraordinarios, que son la gloria del cine español. Aquí puede verse a la estupenda Matilde Muñoz Sampedro, en el papel de tía de la protagonista, que aporta algo de dinamismo a la insoportable languidez de Sarita y su rendido y devoto director.
brulote
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