Sus formas pueden ser más o menos convencionales, su desarrollo previsible, pero lo que no se le puede negar a esta divertida comedia, es que incide en una realidad social que hasta ahora el cine evitaba, la adopción entre homosexuales.

Como he dicho antes, sus formas son bastante convencionales, en el sentido de que tanto la dirección como el guión están plagados de tópicos del género, todo resulta previsible y en ningún momento te llega a sorprender, aunque debo reconocer que posee algunos momentos y diálogos que son para enmarcar. Diálogos compartidos por un trío protagonista lleno de comicidad, en el que destaca un magnífico Lambert Wilson, en el papel de un homosexual que siente el deseo de ser padre, un personaje lleno de ternura y de sensibilidad, y que consigue que hasta el espectador más escéptico o más reticente con el tema tratado, llegue a compartir su causa.

En definitiva, una valiente comedia que respaldándose en sus logradas interpretaciones y con una mirada limpia y sin perjuicios retrata una realidad social que merecía ser reflejada en la gran pantalla.

Recomendable.