Muchas veces se echan de menos películas como éstas, que lógicamente no son obras maestras, pero que te entretienen a rabiar por muuuchas veces que las veas. Es cierto que hay "fantasmadas" pero son muy inocentes, te dan hasta ternura, es como cuando en Misión Imposible Tom Cruise trepa para atrapar al malo por el techo de los vagones de un tren, con el aire azotándole en la cara, contra el viento como un machote y.... ¿dónde están las catenarias?... pues no salen en los diez minutos que dura la sencuencia...pero se lo perdonas a las pelis que te entretienen.

Aquí también, también se perdona todo, porque estás pendiente de que el autobús no baje de su kilometraje marcado, mientras que Reeves se mancha levemente su blanca camiseta de una manera inversamente proporcional a su blanca dentadura, que a cada fotograma reluce más y más.

Además creo que después de haberme tragado decenas de películas de la Bullock, esta es la primera en la que no me dan ganas de abofetear su "carita de medalla"