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España España · Bilbao
Voto de Rebecca:
3
Drama Gran Bretaña, en un futuro indeterminado. Alex (Malcolm McDowell) es un joven muy agresivo que tiene dos pasiones: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la banda de los drugos, que dan rienda suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se someterá voluntariamente a una innovadora experiencia de ... [+]
27 de agosto de 2016
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pasó recientemente con "El Piano", otro de esos films alabados, recomendados y que si no has visto, es que no has visto cine jamás, pues forman parte de esa lista de "must" cinematográficos que han contado desde su aparición en escena con un respaldo unánime de crítica y público. Al igual que en aquel caso, llego a este film de Kubrick con bastante posterioridad a tal maremagnum de anuencia crítica y ante mi incomprensión del porqué de tal aceptación masiva, comienzo a elucubrar varias hipótesis...
-Estos films han gozado de una sobrevaloración que ha predispuesto a la audiencia a no contravenir la norma crítica y publicitaria general a lo largo del tiempo.
-A estos films se les ha pasado el arroz y han tenido la maduración de un plátano en el frigorífico.
-No tengo ni p**** de cine.
Estas tres hipótesis, que no tendrían por qué excluirse entre sí, me merodean siempre que me topo con uno de estos casos, de estos supuestos filmes de culto, que yo rebautizaría como "filmes de bulto", llana y simplemente. En sus aspectos visuales y formales, esta cinta de Kubrick tuvo que sembrar en los setenta revuelo justificado. Algunas escenas consiguen impresionar al espectador de hoy día. Su saliencia es evidente, en buena parte potenciada por la intepretación de McDowell, que parece fue alumbrado para encarnar al psicopático personaje principal. Es evidente que prevalece sobre la rocambolesca historia, sobre el guión y el trasfondo filosófico o social (aún trato de dar con él) un premeditado intento de llamar la atención, de desmarcarse de la norma, de poner los pies encima de la mesa... Kubrick tiene su propio estilo, su sello, diferente en tiempos, en estética... y los hiperboliza como le da la gana, sólo faltaba, por algo es un genio... Y como decía el bueno de Dalí, "que hablen de mí aunque sea bien". La naranja mecánica es una historia insulsa y aburrida, supuestamente visionaria, protagonizada por un abyecto personaje cuya buena interpretación no logra salvar un ápice el poso de perplejidad que produce el conjunto (potenciada por las expectativas previas puestas en el loado trabajo). Rompe con muchas reglas visuales, argumentales, con muchos esquemas y aún tiene ese efecto en el espectador de hoy, por lo que cabría la posibilidad de anular la hipótesis de su escasa resistencia el paso del tiempo. Eso, sumado a que la mayoría nunca se equivoca, me sitúa ante la posibilidad de descubrir que no tengo ni p*** de cine. Claro que me queda el consuelo del dicho popular "para gustos, los colores". A lo que yo, eso sí, añadiría: pero que no sea NARANJA, por favor!
Rebecca
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