En aquellos tiempos en que los hombres eran hombres y las mujeres, también eran hombres, se decía que una sacerdotisa llamada Kusama había hecho un pacto con el Diablo Cody para sacrificar la carnaza de Megan Fox en los paganos altares de las Multisalas.

También se dice que los hombres, atraídos por el vislumbre del escote foxiano e ignorando los desesperados avisos del detector anti-bodrio que había demostrado gran efectividad con las últimas de Roland Emmerich, acudieron de todas partes a rendir pleitesía a la Diosa, cual horda de Scrats multitudinarias hipnotizadas ante la visión de una bellota gigantesca y especialmente reluciente.

Llegaron al Lugar, donde reinaba ese avatar de la oscuridad que llaman Cine. Uno a uno se dejaron caer sobre pedestales de ciertopelo rojo, envueltos por el aroma del ünguento sagrado al que llaman Tufo a Palomitas. La Diosa iba a realizar su aparición.

Y entonces, empezó la Ceremonia. Una voz milenaria, a la que llamaron Enoff, narró hechos antiguos como las piedras: hechos que hablaban de vírgenes sedientas de sangre bajo la luz de la luna y mujeres valerosas, de ojos grandes y mansos; hechos que hablaban de amistad, sacrificio, martirio y locura. Y lo más importante: hechos que hablaban de una apoteósica separación que marcaría el curso de la Historia.

Los hombres miraban a la Diosa, completamente petrificados. Después de lo que parecieron siglos, aunque según el reloj del Acomodador sólo fueron cien minutos, los ancestrales pergaminos conocidos como Títulos de Crédito se desenrollaron ante aquellos ojos sobrecogidos.

Sus palabras sobre lo sucedido se perderían en el tiempo. La Película se desintegró en en el agujero de La Tetera del Diablo; sólo un fragmento, que el aire transportó al bosque cercano, ha podido ser rescatado del olvido eterno y es por eso que hoy día sabemos que en aquella Ceremonia atávica perdimos para siempre la oportunidad de saber la legendaria historia, la descarnada verdad, sobre la trágica ruptura de la amistad entre la Bratz y la Barbie.


* Crónicas y Hechos de Mattel , pág.90 v.60-90