Y es que ¿qué conocemos de Suecia?. Bueno, están las míticas suecas, que por lo visto son valkirias guapísimas, pero como no he estado por ahí, no puedo confirmarlo. Está Henning Mankell, que hace unas novelas policíacas estupendas. Está Lukas Moodysson, que es un director muy muy recomendable, como también lo es Bergman. Conocemos también el famoso Estado del Bienestar, el IKEA, los premios Nobel y Abba, los partidos de Edberg y Bjorn, el vino especiado, las galletitas de avena y el kålpudding y ese signo de puntuación tan cuco que consiste en una bolita y nadie más en el mundo tiene. Si fuera español, anda que no lo restregaríamos a muerte, pero como los suecos son así de elegantes, ni presumen ni nada.

Pero ¿el humor? ¿Desde cuándo es famosa la comedia sueca? ¿Existen unos Monty Python a la sueca? ¿Algún lector de por aquí tiene algún amigo sueco con el que se parta la caja? ¿A que no?

Pues para mi gran sorpresa resulta que veo esta película y compruebo que el humor sueco existe y diantre...no está tan mal. Recuerda un poquillo a esa divertidísima buddy movie que es "Hot Fuzz", pero con un genuino toque escandinavo cuyo mayor logro es ponerse a la altura del sentido del humor europeo, haciendo que sus referencias autóctonas sean tan entendibles para nosotros como puedan serlo las de cualquier otro país cuyas comedias estemos acostumbrados a ver.

La historia parte de una premisa tan simple como genial: unos policías de un pueblo sueco reciben la visita de una inspectora que les avisa de que van a cerrar la comisaría por falta de curro. Para evitar tal desgracia, los guripas se verán obligados a inventarse delitos para conservar sus puestos de trabajo, con los consiguientes líos que derivarán de tal propósito. Varios puntazos (sobre todo los que se deben a las flipadas de película americana que se imagina el personaj de Fares Fares), sonrisa continua durante todo el metraje, diversión y buen rollito asegurados. ¿Qué es una chorradilla? Pues sí. Pero te hace pasar un buen rato lejos de las comedias americanas habituales y se agradece.

Y lo que mola el humor sueco, qué.