Te debía una después de haberte obligado a ver conmigo "Brokeback Mountain", lo reconozco. Pero, la verdad, lo de "Cobra" fue pasarse. Claro que "Invasión U.S.A." o "Golpe por golpe" de Chuck, parecían opciones demasiado terribles como para tenerlas en cuenta durante más de un segundo.
Así que rescataste el dvd que te habías comprado por 3 euros en los saldos del Carrefour y me mantuviste atontolinada a base de kilos de palomitas y coca-cola, esos grandes inventos que han conseguido hacer digeribles hasta las películas de Michael Bay. Resignada a tragarme un bodrio ochentero aburridísimo, me apoltroné en el sofá, pensando en cosas tan apasionantes como la posible fusión cinematográfica entre dos genios destinados a encontrarse, como son Uwe Böll y Jason Statham. Perdida en estas deleitosas reflexiones, de pronto me veo violentamente devuelta a la realidad por un insoportable estrépito de tiros en un supermercado...Y entonces, aparece Cobra, Stallone, con un catálogo de frases deliciosamente estúpidas: un macarrazo con todas las de la ley -nunca mejor dicho-, decidido a "limpiar las calles de basura", como el Robert DeNiro en "Taxi Driver" pero en chuloputas.
El argumento da un poco igual, va más o menos de Stallone persiguiendo a una banda de asesinos psicópatas y protegiendo a una fornida Brigitte Nielsen que le saca a una cabeza al héroe. Esta situación sólo puede invitar a la hilaridad más absoluta, sólo mejorada y superada por el hecho de ver a Stallone luchando con la culata de un arma de fuego...¡en lugar de disparar por ella!. O tirando granadas para matar enemigos de uno en uno y con una metralleta en una mano. Cuando he llegado a ese punto, ya he podido comprobar que la película es mala con avaricia: pero, diantre, cómo he disfrutado...