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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
6
Drama Un samurái pide permiso para practicarse el Seppuku (o Harakiri), ceremonia durante la cual se quitará la vida abriéndose el estómago al tiempo que otro samurái lo decapitará. Solicita también poder contar la historia que le ha llevado a tomar tan trágica decisión. (FILMAFFINITY)
11 de julio de 2010
36 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cosas que no me incitan a cometer seppuku:

- Que el japonés protagonista parezca colombiano.

- El duelo mental entre el samurai decadente y el malvado señor del clan que no hace falta voz en off para intuir que sus respectivos monólogos internos deben estar que echan chispas.

- Que cada vez que el samurai decadente dice o hace algo revelador, Kobayashi mete un zoom tremendo -estilo cine social- a la cara del malo y te vas por las patas del susto.

- El magnífico combate a lo 99 Yakuzas y el tercer duelo a lo Uma Thurman contra O-Ren-Ishii. Hasta el shamisen se vuelve flamenco.

- Escenas como el harakiri, con el plano sesgado como una katana que corta una cabeza.

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Cosas que me incitan a cometer seppuku:

- Cada vez que el samurai decadente dice: "Mihija mihijo" (gracias Sines: la vi doblada)

- La sensación de que el drama era un puro relleno para ilustrar el cuento, por su nula capacidad para conmover a pesar de lo que narra.

- Cada vez que el doblador del samurai decadente dice: "No obstante".

- Lo repetitivos que son algunos diálogos. Si el malo no le pregunta cien veces al samurai decadente si se quiere hacer harakiri, que venga Tarantino y me fulmine con un plano secuencia.

- La poca sutileza y/o encanto con que el director mete a capón su discurso, de modo que por momentos su protagonista deja de ser personaje y se convierte en portavoz del mensaje. La acción y la cámara es quien deben transmitir la idea y el recurso de insertar un ideario anacrónico en el contexto de la película es algo que hace un Ridley Scott cualquiera. No me gusta que me laven el cerebro, por lo menos dándome cuenta.

- El alargamiento del post-clímax final. Un minuto de puro estiramiento.

- Lo malos que son todos los secundarios.

- La pena que en 1600 no se hubiese inventado el cine: "Harakiri" y su noble defensa de la vida misma por encima de las chorradas del honor, llega más de trescientos años tarde.
Neathara
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