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España España · hollywood
Voto de murri:
10
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
6 de noviembre de 2013
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es impensable escribir una crítica en filmaffinity sin empezar pensando en la puntuación que merece la película. A veces se hace más fácil poner una nota, sobretodo en películas más bien comerciales que suelen funcionar como una ecuación exacta entre diversos elementos (guión, producción, dirección, fotografía, actuaciones, arte y música), las bases del séptimo arte.

Sin embargo, en 'La vida de Adèle' ocurre algo extraño. Si analizo fríamente la película, no veo que sea perfecta. Al contrario, veo varios elementos mejorables (sobretodo algunas partes que sobran y otras que faltan). Y entonces, el 10, ¿a que se debe? Si no es una película perfecta, ¿porque la nota de la perfección?

Porque 'La vida de Adèle' es una obra de arte, y el arte no puede valorarse con matemáticas.
Hace casi una semana que vi la película y aún sigue clavada a fuego en mi cabeza. Y cuanto más la pienso, más me cautiva. 'La vida de Adèle' es una bofetada de vida; un mazazo de realidad; Pura víscera y crudeza; Placer y dolor. No está mal ver un buen thriller y dejarse llevar por ingenios de guión bien rodados, pero Kechiche juega en otra liga.


Desde el primer momento, el espectador es un espía, un voyeur que tiene el placer immenso de poder observar de cerca (muy de cerca) la vida de una adolescente. Porque 'La vida de Adèle' va de todo, y no va de nada, como ocurre en la vida de cualquier persona. Y Adèle tiene la virtud de ser perfectamente normal, una adolescente como hay millones en el mundo, capaz de absorber intensamente todo lo que la rodea y que la hace reír, llorar, sentir, enamorarse, sentirse sola, sentirse feliz, sentirse absurda, realizada, abandonada, útil, inútil, estúpida, atrevida, confusa, segura, insegura, guapa, fea, buena, mala.

Por eso es absurdo juzgar 'La vida de Adèle' como una película normal, porque Kechiche sólo utiliza los elementos que el cine le proporciona para poder retratar la historia más fascinante del mundo: la historia de una vida normal.
Esa sensación de estar viendo una película desaparece por completo, pues lo que vemos en pantalla es tan real que incluso da vergüenza. Vergüenza de pensar que estás con la boca abierta observando lo que tú mismo haces: vivir.

Al final, la aparentemente desorientada Adèle (una Adèle Exarchopoulos que consigue traspasar los límites de la ficción, tanto que casi da la impresión que al salir del cine pueda cruzar la calle con su vestido azul), es más segura de lo que parece. Ella lo tiene muy claro. Haz lo que quieras. Haz lo que sientas. Haz lo que creas que es mejor para conseguir lo que deseas, porque el tiempo pasa, y al fin y al cabo sólo vivimos una vez.


En definitiva, todos los carcamales y cromañones deberían salir de sus cuevas moralistas e ir a ver 'La vida de Adèle' para poder así condenar las imágenes de Kechiche mientras, en lo más profundo de su ser, piensan: 'ojalá yo pudiera vivir y sentir con esa intensidad'.
murri
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