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Voto de The Motorcycle Boy:
7
Drama Harry (Jared Leto) y su madre (Ellen Burstyn) tienen sueños muy distintos: ella está permanentemente a dieta esperando el día en que pueda participar en su concurso televisivo preferido; la ambición de Harry y su novia Marion (Jennifer Connelly) es hacerse ricos vendiendo droga y utilizar las ganancias para abrir un negocio propio, pero nunca tienen el dinero suficiente para ello. A pesar de todo, Harry y Marion no se resignan y harán ... [+]
28 de agosto de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sara Goldfarb tiene un sueño. Su sueño es ir a la televisión. Una llamada de un estafante de tres al cuarto así se lo hará creer. Gracias a ese sueño podra evadirse de su triste existencia. Tendrá que ponerse de gala para acudir al plató, volviendo a engalanarse con aquel vestido rojo que tanto le gusta. Pero ha cogido peso y ya no le entra. Tendrá que adelgazar, visitar a un nutricionista que le quite ese kilitos de más. La receta: drogas legales. Ya forma parte del club, es yonqui.

Marion tiene un sueño. Su sueño es ser modista, crear su propia marca. Dibuja, maqueta, cose. De verás cree que triunfará en ese negocio. Además, cuenta con la ayuda de su novio, del que está profundamente enamorada. Sin embargo, tiene un problema: ella y su novio son yonquis.

Harry y Tyrone tienen un sueño. Su sueño es colocarse en las esquinas, empezar a traficar y hacer dinero. Con ese dinero que ganarán, cogerán mercancía pura. Es el camino directo a la gloria. Dejarán de ser unos pringados cuando todo vaya rodado. Harry podrá así visitar más asiduamente a su madre. También dedicará todas sus energías para su gran amor: Marion. No obstante, tienen un problema: no tienen dinero, el negocio de la droga es altamente inestable y, principalmente, son yonquis.

Película que habla de sueños rotos, sueños desvanecidos. Sueños que se van a través de una aguja, a través de unas pastillas, a través de unas rayas. La droga los echó a perder. Carcomió sus vidas, se las fue arrebantando poco a poco, casi sin que se dieran cuenta. Cayeron al foso y difícilmente podrán salir. Una película dura, impactante. Cuando he terminado de verla, he quedado descolocado. Te rompe.

Con tal hostiazo recibido, a uno casi se le pasan por alto los aspectos técnicos o artísticos del film (para mí, aquí eso es lo de menos). La moderna y, a ratos, cargante puesta en escena de Aronofsky te pide a gritos que dejes de ver el film. No obstante, tozudo yo, aguanto. Aguanto hasta el final (menos mal). Aguanto porque la Connelly lo borda. Aguanto porque también lo borda Ellen Burstyn. Aguanto porque quiero saber cómo acabará la aventura de Wayans y Leto. Aguanto porque es un film que retrata ciertos puntos negros de nuestra sociedad (TV, soledad, depresión, etc.). Aguanto porque el ritmo in crescendo del film te va encadilando, cambiando tu parecer en torno a la cuestión de darle al stop. Una película en la que el plato fuerte, historia aparte, es el papel de las mujeres: sensacionales ambas dos. Nada más.
The Motorcycle Boy
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