Primero, aclarar que la ví casi por casualidad, sin ninguna intencionalidad desmedida. Es decir, ya era tarde para pensar en qué gran cinta ver y pronto todavía para ingeniar qué serie ver después de haber finalizado la majestuosa ‘Boardwalk empire’. Con todo, entre medias de ello, pululaba por el ordenador una cinta que prometía una digestión fácil: Sed de venganza.

Casi me atraganto con ella. Uno ya está maduro para este tipo de bodrios con diálogos simples, alabanzas del ojo por ojo, músculo al por mayor e intriga pá tontos. Además, su historia tiene cierto aire a una serie mítica para mí, como es ‘The Shield’, el problema es que esto, en comparación con aquello, no es más que una burda imitación de quinta categoría ideada por mangarrufos, mediocres e impostores de tres al cuarto (del estilo de los hermanos Gayton).

Tenía su gracia en los 80, cuando uno era chaval y alucinaba con los Stallone, Schwarzenegger, Willis y demás. Ahora, ya no. ‘Faster’, en pocas palabras, es bazofia, un infame ejemplo de cómo funciona la sociedad de consumo en términos cinematográficos.