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Voto de The Motorcycle Boy:
8
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Drama. Romance
Romeo y Julieta se conocen una noche en un bar, y se enamoran. Las cosas van rodadas para ellos, que pronto empiezan a vivir juntos y tienen su primer hijo: Adán. Una vida llena de amor y de alegría, que frena en seco el día en el que a Adán, con apenas dos años, le diagnostican un cáncer. Todo un retrato de esa guerra contra el cáncer, desde la desesperación, la ira y las alegrías derivadas de las pequeñas victorias, abordada con ... [+]
1 de marzo de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Tengo miedo de que se quede ciego, sordo, mudo, enano y... marica. Pues yo de que se quede sordo, ciego, mudo, enano, marica y... negro. ¿A sí? Pues yo de que se quede sordo, ciego, mudo, enano, marica, negro y... vote al Frente Nacional".
Roméo y Juliette son dos jóvenes enamorados, repletos de felicidad y armonía, esas sensaciones derivadas de un transcurrir diario plácido y calmo, entre paseos al atardecer, besos románticos y sueños por cumplir. Uno de esos sueños será Adam, su hijo. Sin embargo, la felicidad quedará truncada cuando pronto descubran que el niño tiene una enfermedad.
En realidad, esta es la historia de la propia Valérie Donzelli (directora, guionista y actriz) y Jérémie Elkaïm (actor y guionista), quiénes realizan una transposición de su vida real a la gran pantalla. Así, interesados en mostrar la intimidad de la batalla, en mostrar cómo afrontaron esa guerra declarada un par de muchachos que nada sabían, es como esta joya francesa nos cautiva y apasiona a partes iguales.
Película bonita, emotiva. Maneja al espectador con sutileza, haciéndole partícipe de un auténtico infierno terrenal casi sin darse uno cuenta. La animosa y cambiante factura técnica, engalanada por una sensacional BSO, es el vehículo ideal para mostrarnos un fresco y efusivo alegato, un grito a la desesperada en pro del optimismo, la alegría y las ganas de vivir. Altamente recomendable, forma parte del Club.
Roméo y Juliette son dos jóvenes enamorados, repletos de felicidad y armonía, esas sensaciones derivadas de un transcurrir diario plácido y calmo, entre paseos al atardecer, besos románticos y sueños por cumplir. Uno de esos sueños será Adam, su hijo. Sin embargo, la felicidad quedará truncada cuando pronto descubran que el niño tiene una enfermedad.
En realidad, esta es la historia de la propia Valérie Donzelli (directora, guionista y actriz) y Jérémie Elkaïm (actor y guionista), quiénes realizan una transposición de su vida real a la gran pantalla. Así, interesados en mostrar la intimidad de la batalla, en mostrar cómo afrontaron esa guerra declarada un par de muchachos que nada sabían, es como esta joya francesa nos cautiva y apasiona a partes iguales.
Película bonita, emotiva. Maneja al espectador con sutileza, haciéndole partícipe de un auténtico infierno terrenal casi sin darse uno cuenta. La animosa y cambiante factura técnica, engalanada por una sensacional BSO, es el vehículo ideal para mostrarnos un fresco y efusivo alegato, un grito a la desesperada en pro del optimismo, la alegría y las ganas de vivir. Altamente recomendable, forma parte del Club.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
“Estábamos bien, éramos felices. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Por qué a Adam? Porque seremos capaces de superarlo. Me haces bien, Juliette. No hubiera podido vivir todo esto con otra persona”.
“La realidad los hará caer poco a poco, dejarán de trabajar, no verán ya a los amigos y se aislarán. Y después vendrá el cansancio, la soledad. Se separarán, volverán varias veces y se separarán definitivamente. Reharán sus vidas, cada uno por su lado. Sabían que ya nunca serían los mismos. Y que quedarían atados el uno al otro para siempre debido a la inmensa experiencia que atravesaron. Permanecerán fuertes. Destruidos, es cierto, pero fuertes”.
“La realidad los hará caer poco a poco, dejarán de trabajar, no verán ya a los amigos y se aislarán. Y después vendrá el cansancio, la soledad. Se separarán, volverán varias veces y se separarán definitivamente. Reharán sus vidas, cada uno por su lado. Sabían que ya nunca serían los mismos. Y que quedarían atados el uno al otro para siempre debido a la inmensa experiencia que atravesaron. Permanecerán fuertes. Destruidos, es cierto, pero fuertes”.