Probablemente habré visto en un mes más cine georgiano, dos películas, que en toda mi vida. Y no me pesa. 'Mandarinas' era más profunda y más consistente, 'Corn Island' es más poética y tan disgregada como la tierra de aluvión que la protagoniza. Supongo que su director se vio forzosamente influenciado por la anterior y no acaba de ofrecer una propuesta sólida, firme e independiente. Dicho lo cual hay que añadir que también es película que merece la pena y mucho. Realmente agradable de ver. Parece que este cine caucásico es especialista en ofrecer paz enmedio de la guerra, lo que no es en absoluto habitual en estos tiempos. No me perderé la próxima película georgiana en cartelera.