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Voto de GUSTAVO:
6
Drama. Romance Una historia de fantasmas inusual en la costa peruana, donde Miguel (Cristian Mercado), un pescador casado y a punto de ser padre lucha por reconciliar su devoción a su amante masculino dentro de las rígidas tradiciones de su pueblo. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegar a Cabo Blanco no es fácil. Dependiendo de donde se viene, si no se tiene movilidad propia, hay que hacer al menos dos conexiones en ómnibus, colectivo o mototaxi. La caleta donde pasó una temporada el escritor Ernest Hemingway no progresó mucho desde su estancia y conserva su ambiente pueblerino y austero. Pero, sobre todo, se trata de un sitio escondido, de ahí que en la jerga peruana, la palabra “caleta” se refiera a un lugar, hecho o sentimiento oculto.
Por este motivo escoger el sitio como locación para rodar el filme, fue una decisión acertada. Al igual que involucrar a la población del lugar porque le da una textura de autenticidad a la ambientación.
También lo es atribuirle al lugar cualidades mágicas espirituales por la tradición que aporta el departamento de Piura, donde está ubicado Cabo Blanco, respecto al “chamanismo” o la comunicación con los espíritus; expresado esto en la película en rituales mortuorios y fúnebres en el mar.
El filme tiene también inspiraciones biográficas y literarias del propio Hemingway expresadas en Santiago, el extranjero solitario, pintor, fotógrafo, enamorado del lugar, del mar y de Miguel, el pescador de bolichera, quien junto a su esposa conforman el triángulo amoroso de la historia con una buena actuación de sus protagonistas.
Es así que la estructura narrativa describe primero el entorno anotado para luego detallar el giro. Después de que Santiago muere, lo que nos es mostrado mediante una elipsis, y se le aparece como un fantasma a Miguel, la película se torna previsible en cuanto a su compromiso en la defensa de la diversidad en una época de reivindicación de la “dignidad gay” y de la polémica sobre los matrimonios homosexuales ; pero también se registran las mejores escenas, Miguel y Santiago caminando como pareja invisible en un pueblo lleno de prejuicios homo fóbicos o las escenas íntimas con su esposa y, por otro lado, el director alarga el metraje para complementar su propuesta con reflexiones acerca de la vida y la muerte, la familia, la felicidad y el amor.
La película tiene muchos referentes en cuanto a la cinemateca mundial, por ejemplo “Brokeback Mountain” de Ang Lee pero se le percibe como usada y trivial en cuanto a la dirección de la relación carnal que no aporta mucho. En cambio cuando Miguel se confronta con su esposa, interpretada por Tatiana Astengo, sacamos en claro que lo suyo es un amorío culposo provocado por las circunstancias y por la búsqueda de nuevas sensaciones.
Pero yendo más allá, ese triángulo recuerda también a otros de tipo heterosexual como el de “Doña Flor y sus dos maridos” y como relación prohibida también evoca el de “Los puentes de Madison County”.
GUSTAVO
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