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Voto de GUSTAVO:
7
Bélico. Acción. Thriller En 2003, durante la ocupación de Bagdad por tropas estadounidenses, al oficial Roy Miller (Matt Damon) y a su equipo les encargan la misión de buscar armas de destrucción masiva. Registran escondite tras escondite, a cual más peligroso, pero en vez de letales agentes químicos, descubren un elaborado plan que cambia el rumbo de su misión. Rodeado de agentes con objetivos contradictorios, Miller intenta averiguar la verdad a partir de una ... [+]
9 de julio de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se sigue con más interés que la muy premiada y sobrevalorada “The Hurt Locker” de la Bigelow reconociendo claro está que la cinematografía y el soporte técnico de esta última es superior y aclarando que la ambientación de Irak en la dos es muy buena. Pero si solo hablamos del guión, prefiero el filme de Greengrass a pesar de que presenta debilidades evidentes.
Con una puesta en escena parecida a las cintas de Bourne, Greengrass confía plenamente en sus recursos más conocidos como el uso de una fotografía neutra, cámaras fisgonas y temblorosas y espacios reducidos que acrecientan la sensación de verosimilitud y dinamismo en la acción. Muy buena la escena en el Palacio Presidencial tomado por los estadounidenses y convertido en club de veraneo mientras los cañones atronan afuera.
Sin embargo a la película le falta audacia y la historia presenta contradicciones. Veamos. Greengrass incluye a un personaje iraquí colaboracionista que ayuda al subteniente Miller (Matt Damon) a atrapar a un General del ejército iraquí, miembro del régimen de Saddam Hussein pero el personaje está diseñado en una forma tan estereotipada, que sus motivos terminan siendo poco creíbles y por otro lado el General atrapado confiesa haber hecho un trato con los Norteamericanos a cambio de una posición ventajosa en la toma de Irak. El trato tenía que ver con la ubicación de las armas de destrucción masiva que no existen (¿?)
Greengrass es un director serio a quien le gusta contar historias basadas en la realidad. Pero no hace documentales sino películas de ficción. Desde esa constatación decimos que su película pudo haber tenido más eco si es que se atrevía a insertar en la trama motivaciones económicas y de corrupción del más alto nivel basándose en lo ocurrido con la empresa Halliburton, por ejemplo, relacionada con el vicepresidente Dick Chenney, empresa de servicios petrolíferos y de gas que podría haber sido beneficiada en los contratos de “reconstrucción del país”. A cambio de eso solo nos insinúa algo al mostrar campos y torres de petróleo en medio del campo de batalla.
¿Timidez, mesura o imposición de la productora?
GUSTAVO
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