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Voto de GUSTAVO:
8
Drama En 1924, con sólo 29 años, J. Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Obsesionado con detener a comunistas, gángsters, delincuentes y a cualquiera que fuera un peligro para la nación, Hoover ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables ... [+]
8 de febrero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“J. Edgar” no es un biopic convencional porque tiene una estructura narrativa peculiar: una retrospectiva narrada por el personaje principal a raíz de las visitas que recibe de los agentes de la fiscalía a quienes les ha dictado sus experiencias en el cargo a fin de elaborar una publicación sobre la “Historia del FBI” y otra que paralelamente viaja del pasado al presente y viceversa y que recrea su vida personal. En la dinámica de interacción entre estos segmentos discurre el filme, una parte subjetiva y parcializada desde el punto de vista del personaje pero donde se descubren algunas facetas de su personalidad: megalómano, mitómano, anticomunista paranoico, intolerante, autoritario, autocomplaciente, maniático pero también visionario, organizado, perspicaz y la otra parte objetiva, dentro de la ficción, que lo grafica a través de la relación edípica con su madre, una bella historia de lealtad con su secretaria y una indefinida relación homosexual con su segundo Clyde Tolson que incluye una supuesta rendición de cuentas personal en la vejez ; todo a tono con los claroscuros propios de los filmes de Eastwood plenamente justificados por cierto. Se trata entonces de una película de matices, tantos que sería excesivo detallarlos, quizás recargada de hechos que dificultaron el montaje , pero eso sí, las luces y las sombras que la conforman hacen la diferencia, no los aspectos históricos ni las anécdotas que quedan en un segundo plano, aclarando que la película no esgrime una falsa modestia ya que tiene otras pretensiones tocando temas muy actuales como la violencia terrorista, la respuesta del Estado y de la sociedad frente al crimen, las leyes con nombre propio, el control de las instituciones, entre otros. Por eso mismo, el análisis de la película no puede ser reducido a juzgar la actuación de Leonardo Di Caprio, muy creíble en mi opinión, aunque interpretar a un personaje público que vemos envejecer en pantalla durante una narración de 50 años y tener que llevar un pesado maquillaje, no es cosa de todos los días en el cine. Mucho menos debe importarnos que la interpretación del personaje de Tolson viejo sea fallida (incluyendo el maquillaje) ni que el final se haya alargado tanto. Eastwood cumple con lo esencial de su cine dejándonos la ambigua sensación de quedarnos con el Hoover temido por el poder formal que sale al balcón a imaginar a las masas que lo aclaman o con el alma en pena detrás de su escritorio en una oscura oficina.
GUSTAVO
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