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Voto de GUSTAVO:
8
Drama Charlotte es una famosa concertista de piano que ha estado tan volcada en su carrera que no ha visto a su hija Eva en siete años. Eva, que vive con su marido, un pastor protestante, y con una hermana gravemente incapacitada, mantiene con su madre una relación de amor-odio. Después de tantos años, Charlotte decide ir a visitarlos, pero el encuentro pronto se convertirá en un tenso duelo entre madre e hija. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sonata de otoño” fue para Ingrid Bergman su última película como actriz en el cine y la única colaboración con su compatriota Ingmar Bergman quien trabajó, más a menudo, con Liv Ullmann y Bibi Andersson como “partenaires” de su personalísimo cine.
La cinta fue para ella un “canto de cisne” en la pantalla grande después de una carrera llena de éxitos por lo que, a juzgar por el argumento, su reclutamiento no fue casual o fruto de una tarea pendiente. Y para el director representó una muestra de identidad: locación aislada, personajes muy profundos, revisión del pasado, mirada imparcial, cámaras escrutando el rostro de los personajes, planos compartidos denotando confrontación y descripción de sentimientos encontrados. En esta oportunidad se grafica el antagonismo entre Charlotte y Eva, madre e hija, pianista profesional y aficionada, un duelo interpretativo sensacional entre Bergman y Ullmann. El marido de Eva es un pastor que asume la posición de un observador impávido que toma conocimiento del drama. Un poco que representa al público pero también al director como un alter ego extendido delante de la cámara que hace de narrador al comienzo y al final de la película.
Escena estéticamente cumbre de este filme es aquella que muestra las dos ejecuciones en el piano del “Preludio No.2“de Chopin, conceptualmente distintas. Y el punto de inflexión, la innecesaria inserción melodramática del personaje de Helena, la hija y hermana enferma, en la escena del dialogado y duro ajuste de cuentas filial maternal que, sin embargo, es la más importante porque viene a ser el clímax de la película y el largo desenlace al cual se ha llegado progresivamente y en donde emergen los oscuros secretos del pasado y los reproches familiares con la madre en el papel de villana.
Pero a causa de este enfrentamiento no se concede terreno a los convencionalismos ni a los sentimentalismos. Por medio de una elipsis se nos comunica una invariabilidad sosegada como una suerte de síntesis a partir de la dialéctica psicológica originada. Se trata simplemente de una constatación bergmaniana del egoísmo y sus colaterales, del apasionamiento artístico sobre cualquier realidad cotidiana en una puesta de escena neutra y austera pero emocional y en colores, sentida y desgarradora por momentos y abierta en su conclusión.
GUSTAVO
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