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Voto de paseosinperro:
8
Drama Charlie Fineman (Sandler) es un dentista de Manhattan que perdió a su familia en el 11-S, y con ella perdió también las ganas de vivir y la capacidad para superar la tragedia. Un buen día, se encuentra con Alan Johnson (Cheadle), un antiguo compañero de la universidad. La recuperación de esa amistad le servirá en parte para aliviar el dolor. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es inteligente, divertida, irónica, estilosa y da una patadita más en el culo a la creciente estupidez de nuestra vida occidental actual, que siempre se agradece, oye. Vamos, un buen combo.

De la misma manera que en "Alguien voló sobre el nido del cuco" la cuestión es ¿quién es el loco aquí?, ¿quién ayuda a quién? Es igualmente un ataque a la moralina actual, aunque aquí, no solo se cuestiona el asunto de la enfermedad mental ( también de una manera acertada), sino este modelo de éxito actual, ya se sabe, buen trabajito, piso grande un el centro de la ciudad, familia feliz, (apariencias, estrés, antidepresivos,... ). Y el enfoque me parece muy acertado, no tiene, o no demasiado, esa doble moral de “bueno, los no exitosos también tienen derecho a vivir”, esa en la que se cae en lo mismo que se critica. Yo le hubiese puesto un poco más de acidez pero bueno, no se puede tener todo.

Es curioso, el protagonista, protagonizado Adam Sandler fuera de su papel cómico (y no lo hace mal), sufre una gran pérdida, sin embargo, tiene dinero, no trabaja, toca la batería en un grupo, juega a "Coloso", colecciona la música que le gusta, va a lo suyo, dice lo que quiere... ¡Joder, no está tan mal! Al parecer, como modo de evasión, se dedica a hacer lo que realmente le gusta. Me encanta eso. ¿Acaso el precio del "éxito" es la libertad? En ningún momento dice que quiere volver a ser dentista. Buen detalle.

Su viejo amigo de la universidad, un tío legal pero enredado en esta "trampa del éxito", pretende ayudarle, sin embargo, al final no se sabe bien quien ayuda a quien. Es lo aburridamente correcto frente a un genuino y revitalizador desorden. Buen retrato de una amistad decente.

Y, lo mejor de todo, el monopatín. ¡Quiero un cacharro de esos ya! y quiero darme un pirulo por Nueva York. Con cascos y todo.
paseosinperro
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