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España España · O Carballiño
Voto de odaesu:
10
Drama. Romance Michel Poiccard (Jean-Paul Belmondo) es un ex-figurante de cine admirador de Bogart. Tras robar un coche en Marsella para ir a París, mata fortuitamente a un motorista de la policía. Sin remordimiento alguno por lo que acaba de hacer, prosigue el viaje. En París, tras robar dinero a una amiga, busca a Patricia (Jean Seberg), una joven burguesa americana, que aspira a ser escritora y vende el New York Herald Tribune por los Campos ... [+]
11 de julio de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece como si nos quedáramos sin aire al final de la escapada, como si la ruptura fuera definitiva y a partir de ella nos moviéramos de forma tambaleante. Esta pequeña joya pensada por François Truffaut y Jean–Luc Godard es un bello, apasionado y descorazonador retrato de una generación sin rumbo, que vivió la guerra en su infancia y cuyos primeros recuerdos se ligan más a la posguerra que al propio conflicto bélico. Están más próximos a la Francia liberada que a la Francia ocupada gobernada por los colaboracionistas. Esto incide en su forma de ver la vida y afrontarla, no han asumido el concepto de resistencia, sólo el de ruptura, he aquí el germen de lo que sería 10 años después el movimiento “revolucionario” de Mayo del 68.

Estos dos personajes que nos acompañan a lo largo de los 90 minutos que dura el filme quieren vivir a toda velocidad en un mundo que no comprenden, como si así no fueran capaces de ver toda la podredumbre que los rodea. Atacan desde la ironía y la indiferencia a un establishment que aborrecen. En su forma de ver el mundo la rebeldía coge de la mano a la inocencia, y ambas se enzarzan en un lacónico vals cuyo único final posible es la muerte.

Hay algo que no se le puede reprochar a Godard, es consecuente con sus actos y sigue siéndolo hasta sus últimas consecuencias. ¿Qué mejor forma que plantear un asesinato sin sentido para hablar de un sociedad que carece del mismo y que hace mucho tiempo que perdió el norte, instalada en su comodidad pequeño - burguesa? Se da una razón tangible para el inicio de una huida, que es tan real como imaginaria, tan física como existencial. Una huida hacia ninguna parte. Estamos ante un genio aferrado a una idea, la demolición de todo lo anterior es imprescindible para seguir hacia delante.

Los principales elementos de conexión entre el film y su mensaje, y entre este y el público son los diálogos lapidarios que intercambian unos Belmondo y Seberg más allá de todo elogio. Godard logra que una secuencia rodada íntegramente en una pequeña habitación, con una cama como elemento principal, consiga helarnos el corazón. La acción para en seco, pero conectamos más que nunca con unos protagonistas que ejemplifican a la vez lo que queremos ser y lo que tememos de nosotros mismos.

Rompe la sucesión lógica del tiempo, nos pega acelerones y nos clava los frenos. Es como si la película fuera un coche recorriendo las transitadas avenidas de Paris. La ciudad de la luz se convierte en el tercer personaje de este camino a la perdición, pero también a la libertad, solo condicionado por el amor y el deseo. Que acaban por demostrarnos que es cierto lo que escribió Oscar Wilde: todo hombre mata a lo que más ama, por mucho que el personaje de Jean Seberg intente auto-convencerse de lo contrario.
odaesu
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