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España España · Cifuentes
Voto de Sergiu Lascu:
10
Drama Biopic sobre la jueza del Tribunal Supremo de los EE. UU. Ruth Bader Ginsburg, la segunda mujer en la historia (tras Sandra Day O'Connor) que sirvió en este alto órgano judicial. Ginsburg fue nombrada para el alto tribunal en 1993 por el Presidente Bill Clinton. Ruth, junto a su marido el abogado Martin Ginsburg, cambió el curso de la historia con un singular caso sobre discriminación de género que abrió el camino para la igualdad en los Tribunales. [+]
14 de marzo de 2019
25 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película excelente, de cabo a rabo. Las interpretaciones han superado mis expectativas, y los actores escogidos se amoldan a la perfección al papel que se les ha asignado. Fui al cine a verla con grandes esperanzas, e incluso, aún así, las superó; lo cual es aún más meritorio. Me ha llenado tanto desde el punto de vista jurídico, como desde el punto de vista histórico, como desde el punto de vista feminista. Diría que la película cumple con todos los objetivos que se proponía. No solo dibuja el mapa de la evolución del feminismo en EEUU y, en general, en Occidente, sino también la evolución de un sistema jurídico, que casi siempre viene como consecuencia (y no como causa) de un cambio de mentalidad en la sociedad. Como jurista, me quedaría con las frases "La razón es el alma de toda ley" y "No están ustedes aquí para decidir si la sociedad debe o no cambiar, sino para proteger su derecho a que cambie". Muchos considerarán a la protagonista como engreída y en exceso soberbia, pero son solo las personas así las que consiguen impulsar un cambio, y además en su caso no deja de ser muy obvia su actitud en todo momento, pues teniendo en cuenta que ha sido la propia sociedad de su época la que la había ninguneado y menospreciado y subestimado, el que ella acabe finalmente con una actitud tan radical respecto de sus reivindicaciones no deja de ser la consecuencia lógica desencadenada por el trato que la sociedad machista le ha dado durante toda su vida. Si nadie ve tu valor, debes ser tú (insisto, DEBES) la que se lo recuerde a todos. La escena final del juicio es maravillosa y es la joya de la corona; la guinda del pastel. Sobre todo el alegato final de Ruth. Y la recreación histórica (insisto una vez más), perfecta. Sobre todo alejada de tópicos actuales o filtros de la sociedad actual, algo que se puede presenciar en el propio alegato de Ruth cuando habla indistintamente de sexo y género, algo que ahora se aleja bastante del pensamiento correcto u oficial (llamadlo como queráis) de nuestros días, en los que se hace una distinción entre sexo (biológico) y género (identidad más bien psicológica). Y que sin embargo en la época se trataba indistintamente, por lo cual chapó también desde el punto de vista de ese detalle tan bien cuidado (podrían haber cambiado el discurso de Ruth o haber omitido esa parte pero eligieron no hacerlo para preservar con precisión y exactitud el alegato). También merece especial atención la reflexión que se deduce indirectamente de la película, en los casos en los que es la ley la que se adelanta para promover un cambio en la sociedad (casos raros pero que también se dan), y sobre el feminismo actual en Occidente. Obviamente el feminismo en la mayor parte del mundo sigue aún en el momento de la película (años 50, 60 o 70 como mucho en EEUU), o incluso en etapas menos evolucionadas, en las que es la propia ley la que trata desigualmente y discrimina. Pero en Occidente no es así, pues la ley ya trata con igualdad a ambos sexos, y, sin embargo, hay situaciones como la violencia de género, los micromachismos, los techos de cristal, los estereotipos o encasillamiento clásico de los roles de género (quien debe ser cuidador o cuidadora del hogar, a quién debe gustarle X o Y color, quien se puede dejar pelo largo o corto y quién no, quién se puede permitir salir más tarde de fiesta y quién no, quién se puede permitir tener una vida con más liberalización sexual y quién no, etc, etc.), que se siguen dando, y que tienen que ver más bien con la cultura de la sociedad. El feminismo en Oriente Medio sigue luchando por promover cambios legislativos, mientras que el feminismo occidental está centrado en una batalla en un peldaño superior (y no por ello menos importante) por promover cambios de mentalidad. Ambos son igual de necesarios, y no se puede entender uno sin el otro, tanto desde el punto de visto cronológico como desde el punto de vista conceptual. Para mi, es un 10 sin lugar a dudas.
Sergiu Lascu
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