Lo primero de todo: la química que hay entre Leonor Watling y Miguel Ángel Silvestre traspasa la pantalla. Gran acierto en la elección de los protagonistas y buen trabajo por su parte.

Estamos ante una película directa y se agradece. Desde el primer minuto te atrapa, y los personajes no te sueltan hasta el final. En cambio, el caso es más secundario (en mi opinión, a propósito). Lo interesante es la presentación de la protagonista, su posterior evolución y la relación que mantiene esta con el personaje de Silvestre.

No creo que sea una película que te deje frío o indiferente sino que, en aproximadamente hora y media, consigue llevarte a puntos opuestos y con bastante credibilidad. El guión justifica con acierto sucesos que, igual con menos cuidado, hubieran resultado demasiado exagerados.

Hay un criminal, hay jueces y hay testigos, pero no estamos ante un thriller al uso. De hecho diría casi que no es un thriller, sino que lo toma como excusa para contarnos la historia de Eva, que (creo) es la verdadera intención de Mariano Barroso. La prueba es que no estamos ante un caso enrevesado con grandes giros de guión, sino que los que hay (salvo alguna sorpresa) son previsibles. Si no tienes claro este punto o esperas un thriller, no vas a entender la película. Sabido esto, la recomiendo sin duda.