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España España · La Solana
Voto de Raul:
9
Drama Esta película es un homenaje a todos los guerreros georgianos que dieron la vida por su país. Se basa en una vieja leyenda: cada vez que había que defender el país de las invasiones extranjeras, la población empezaba a construir una fortaleza, pero cuando los muros alcanzaban el nivel más alto, se derrumbaban. (FILMAFFINITY)
6 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grandísima obra maestra del director soviético. Si en los córceles de fuego me lleve una gran decepción, La leyenda de la fortaleza de Suram me ha fascinado y conmovido a partes iguales, logrando realizar un bellísimo y brillante ejercicio simbólico, poético y naturalista.

La película es pura y estrictamente simbólica. Desde el pasaje que representa el enamoramiento, pasando por la representación de una invasión, del pecado, la oración, y para mí la más genial de todas, la del paso del tiempo a través de la adivina, absolutamente impresionante. De hecho, el cine de Parajanov se podría catalogar, si es que esto es posible, como una hermosa serie de representaciones a través de la imagen, de un poema o conjunto de poemas. Es un cine que rebosa misticismo y naturalismo, poseyendo un espíritu salvaje pero a la vez sencillo.
Los reyes se presentan como iguales al pueblo, pero en la práctica humillan, vejan y vilipendian a sus gentes.

También destacar, que esta obra es un claro homenaje al pueblo de Georgia, país natal del realizador. Es una oda a sus costumbres, a su idioma, a su idiosincrasia. Más concretamente, es un homenaje a toda aquella gente que dio la vida por su país, y de ahí esa visión heroica de la historia, llena de tragedia, alegría, amor y dolor.
Por si fuera poco, La leyenda... tiene un valor antropológico, cultural y artístico incalculable, ya que tanto la banda sonora, pasando por el vestuario, las costumbres que refleja o la forma en la que Parajanov construye su cine (sin un guion lineal y rompiendo literalmente con la lógica de la narrativa convencional) son una clara muestra del talento y genio de un director poco conocido y menos aún reconocido.

Técnicamente la cámara es siempre testigo de los acontecimientos, nunca juzga ni manipula. Se mantiene fija en gran parte de la obra, lo que recuerda a Ozu. Además es de estilo minimalista. Los grandes y amplios planos generales también son una constante a lo largo del film.

En fin, una película fascinante y sublime, de obligado visionado para cualquier persona que disfrute del arte de calidad.
Raul
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