El experimento es una película que narra un interesante intento de producir conocimiento –conocimiento social puesto que el objeto de estudio es un grupo de personas-, según el riguroso método científico. Lanzada una hipótesis, ésta se debe verificar en la realidad, en el laboratorio. Dada la imprevisibilidad del resultado, y de la fuerza inesperada de la naturaleza, quien experimenta sabe, o debería saber, que debe ser prudente, que debe cuidarse tanto a sí mismo como a su objeto de estudio con el que deberá seguir trabajando.

Hay dos puntos que me parecen interesantes en esta película. La primera obviamente, es la conclusión del experimento, la enseñanza que de él y de su resultado se puede extraer. Haz la prueba: ponte un uniforme azul, coge una porra, unas esposas, y pide que te dejen trabajar unas semanas en la cárcel como funcionario de prisiones. Ahí dentro estúdiate, anota tus cambios, tus transformaciones, este proceso va a tocar piezas fundamentales en ti. Verás en el espejo como en pocos días se te ha puesto cara de malo. La cárcel, las esposas, el encierro, la excitante dominación sobre otro, todo es como si estuviera preparado para que sufras esa transformación, para que en poco tiempo el simulacro deje de serlo y tu alma acabe siendo la de un activo funcionario de prisiones con deseos reales de mantener a raya a una gente con el plus de producción de sufrimiento que eso conlleva. Es verdad que, como también refleja la película, con todos no funciona igual, pero a grandes rasgos, del resultado del experimento se puede concluir que la institución –en este caso la institución penitenciaria- modela, fabrica a las personas, da cuerpo y forma a su subjetividad deseante. Ese es yo creo, el interesante conocimiento último que el experimento ha producido.

La segunda cuestión interesante que yo vería es la siguiente, ¿cómo se mantiene el orden en un grupo que se desborda?, ¿cómo se reduce cuando el uso de la violencia está inhibido como pasa en la primera parte de esta película y como pasa también por ejemplo en las aulas de los centros escolares de hoy? Humillación: es el arma más poderosa para generar un respeto sumiso, para reducir a una muchedumbre, a un grupo de personas que no se terminan de someter, cuando además no se puede aplicar directamente la vara. Cualquier profesor o profesora que apueste por la opción de hacerse temer para poder dar clase sabe que esa, la humillación es la forma más eficaz de llevarla a cabo.