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España España · West Coast
Voto de Dabi:
6
Drama Una noche lluviosa una joven abandona a su bebé a las puertas de una iglesia. El recién nacido es recogido por dos hombres que se dedican a robar bebés abandonados para venderlos a padres dispuestos a pagar una tarifa. Cuando la joven regresa a la iglesia, arrepentida, descubre el negocio ilegal de ambos hombres y decide unirse a ellos para encontrar a los padres adoptivos más adecuados. En este inusual viaje por carretera, el destino ... [+]
1 de octubre de 2022
47 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Koreeda. Un referente absoluto en cuanto al cine japonés contemporáneo se refiere y uno de los trabajadores más incansables de la industria, un hombre que ha dirigido siete películas en los últimos diez años, películas que, dicho sea de paso, también ha escrito y editado. Yo admito que siento cierta debilidad por la filmografía de este señor. Casi todas sus películas, con alguna que otra excepción, parecen transcurrir en el mismo universo cinematográfico. Tanto es así que no sorprendería ver en una esquina de un fotograma de Shoplifters al matrimonio Nonomiya cruzando la calle con el pequeño Keita colgando del brazo. Hay una uniformidad artística que permea toda la obra del realizador nipón. Broker, su último trabajo y el primero rodado en Corea del Sur, es, para bien y para mal, otra película de Koreeda.

¿Qué es la familia? Es la pregunta que Koreeda lleva haciéndose (y haciéndonos) cerca de tres décadas. Las relaciones entre hermanos, padres e hijos, abuelos y nietos. Koreeda lleva años postulando que no es necesariamente la sangre la que determina tus raíces, sino los vínculos emocionales, los recuerdos y las experiencias vividas. Broker continúa este patrón temático, utilizando en este caso la premisa de dos hombres que se encargan de traficar con bebés cuyas madres biológicas, por la razón que sea, deciden abandonar a su suerte. A pesar de que la historia no tiene nada de ligera a priori, Broker es, curiosamente, uno de los trabajos más cómicos de la filmografía del director, y aunque el drama aflora cuando es necesario, está llena de momentos divertidísimos que sirven para equilibrar el tratamiento de temas más densos como la maternidad y la orfandad. Koreeda, una vez más y aunque de vez en cuando tropiece y se deje por el camino algún pasaje excesivamente edulcorado, construye un guion bonito y lleno de sensibilidad, pero peca de sobrecarga y añade personajes y subtramas innecesarias que embarran el resultado final más de lo necesario, algo extraño en un guionista que suele destacar por su sencillez.

Se ha hablado en más de una ocasión de Koreeda como el heredero espiritual de Ozu, y en parte lo puedo entender. Ambos son compatriotas y ambos centraron buena parte de sus filmografías en examinar el funcionamiento de la familia japonesa en sus respectivas épocas, eso es cierto, pero es igualmente cierto que a nivel de fotografía y de puesta en escena, los trabajos de Koreeda están tan lejos de los de Ozu que se me hace hasta raro compararlos. Esto creo que ilustra bastante bien el que en mi humilde opinión mí es el mayor defecto del cine de Koreeda: sus imágenes no perduran. Cuando acaban sus películas, recuerdo a sus personajes y recuerdo sus historias, pero no hay ningún fotograma que se me quede en la retina, y esto es así con prácticamente todos sus proyectos (Maborosi, su debut, es una distinguida excepción), siendo Broker un ejemplo claro. Koreeda no parece tener demasiado interés en crear una propuesta estética que acompañe al transcurrir de la historia y rara vez trabaja la narrativa visual, lo cual es una pena, porque creo que es una decisión que aplana lo que podrían ser productos mucho más completos. Que no es que sus películas sean feas de ver. Son, simplemente, de presentación impersonal.

Eso sí, Koreeda puede no destacar por su puesta de escena, pero sobresale en otro apartado, y es el de la dirección de actores. Los elencos de sus películas son, casi siempre, sensacionales. Pocos directores en el mundo trabajan tan bien los repartos corales como él. Alejándose del histrionismo que muchas veces caracteriza a los actores orientales, los intérpretes de Koreeda articulan con suma delicadeza y naturalidad, se escuchan entre ellos, interactúan y se complementan a las mil maravillas. Todos en Broker están espléndidos, destacando la melancólica interpretación de Lee Ji-eun y, cómo no, la labor del grandísimo Song Kang-ho, y quiero aprovechar esta reseña para arrojar algo de luz sobre este hombre, porque es uno de los mejores actores de su generación y su extenso currículum no tiene nada que envidiarle al de otros actores occidentales que sí, serán mucho más famosos y la mayoría de la gente los habrá visto en muchas más películas, pero a poco que indagas en la filmografía de Song Kang-ho te das cuenta de lo tremendamente bueno que es.

En resumen, diré que Broker me ha gustado. Es una road movie tierna y agradable, y un éxito gracias al fantástico reparto y a la mano hábil de Koreeda, que vuelve a profesar un amor tan sincero y conmovedor por los personajes que escribe que es inevitable que esa energía traspase la pantalla, pero es igualmente cierto que no encierra grandes sorpresas para los que ya estamos familiarizados con su filmografía, que no es una de sus historias mejor delineadas y que su puesta en escena sigue estando muy por debajo de su guion. De todos modos, a mí siempre me gusta adentrarme en su universo y siempre consigo conectar con la cercanía de sus personajes, así que, aunque no me parezca una grandísima película, sigue siendo tiempo bien invertido. Al fin y al cabo, es Koreeda.

Calificación: Recomendable
Dabi
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