Haz click aquí para copiar la URL
España España · West Coast
Voto de Dabi:
5
Drama. Comedia Ambientada en Los Ángeles durante los años 20, cuenta una historia de ambición y excesos desmesurados que recorre la ascensión y caída de múltiples personajes durante una época de desenfrenada decadencia y depravación en los albores de Hollywood.
22 de enero de 2023
418 de 534 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hace un año me hubieran preguntado cuál era la película que más esperaba de 2022 o qué trabajo pensaba que iba a arrasar en los Oscars de este año, es muy probable que mi respuesta en ambos casos hubiera sido Babylon. Y a ver, nadie puede culparme. Babylon llegaba con un pedigrí prácticamente intachable. Con ese director, con ese elenco y con ese argumento, las expectativas eran enormes. Y por fin, llega el estreno y me planto en el cine. Solo doce personas en la sala, aunque no me sorprende, ya que la película ha sido un fracaso absoluto en la taquilla americana. Lo que no me esperaba era que, al acabar la proyección, solo quedáramos tres. El resto de espectadores, a lo largo del metraje, van abandonando la sala, algunos de ellos gritando improperios a la pantalla. Lo entiendo. Porque sí, Babylon, por mucho que me joda decirlo, es un desastre. Un desastre con méritos evidentes y varios momentos brillantes, pero un desastre al fin y al cabo.

Babylon es un delirio absoluto, el sueño febril de un adicto al crack que piensa, en su desvarío, que está creando la película definitiva sobre el Hollywood clásico pero cuyas pretensiones acaban colapsando de manera inevitable. Y es que la película corre el riesgo de descarrilarse desde la primera escena, desde que las imágenes sugieren la visión de un cineasta con aspiraciones elevadas pero el humor del guion parece salido de Dos tontos muy tontos. Babylon es nitroglicerina, y tal vez un gran realizador fuera capaz de mantener las riendas de una fórmula tan inestable durante, qué sé yo, una hora y media. El problema es que ni Chazelle va tan sobrado como cree ni Babylon dura una hora y media. Las películas deben ser tan largas como lo necesiten, y esta, lo siento mucho, no necesita extenderse durante tres horas, especialmente cuando tienes escenas tan reiterativas y que aportan tan poco y subtramas tan superfluas y que se comen tantos minutos de metraje.

¿Hay secuencias bien escritas? Claro que las hay, pero no son suficientes para compensar los excesos narrativos y la abultadísima duración. Chazelle, además, es incapaz de unir las piezas temáticas de la historia para crear una tesis consistente. Intenta ser al mismo tiempo una sátira sobre la industria, un viaje dionisíaco de sexo, drogas, baile y decibelios que a veces me recuerda a la Clímax de Gaspar Noé y, por si fuera poco, una carta de amor al cine (o de odio, a veces parece no tenerlo claro) y una reflexión sobre el poder perpetuador del celuloide, y eso, lo siento mucho, es pedirle demasiado a una sola película y tener una confianza excesiva en tus posibilidades como narrador. Al desarrollo de los personajes le falta fluidez, y muchos de ellos van entrando y saliendo de la historia de manera brusca y descuidada. El chocante contraste en tempo y tono entre una secuencia y la siguiente recuerda al motor de un coche en constante peligro de gripar. Cuando, en una decisión incomprensible, Chazelle da otro volantazo y entra Tobey Maguire en escena con un personaje tan pasado de rosca que parece un cruce entre el Joker y el muñeco Slappy, la cosa ya no da más de sí y la cinta se va a tomar por culo, esta vez de manera irreparable. Finalmente, el pretendidamente emotivo desenlace (donde Chazelle, de manera desconcertante y después de tres horas de enajenación, vuelve a cambiar de marcha) llega tan tarde y se ve venir tanto desde la mitad de la película que, cuando trata de aterrizar, ha perdido todo su impacto.

Y me diréis: "Pero vamos a ver, Dabi, si tan desastrosa te parece, ¿por qué coño le das el aprobado?". Pues bueno, porque aunque el guion sea un caos de tres pares de cojones, todo lo demás (que en un producto audiovisual hay que tener muy en cuenta) es de primerísima división, desde la suntuosa y explosiva banda sonora de Justin Hurwitz (colaborador habitual de Chazelle) hasta, como era de esperar, la exuberante fotografía (los travellings laterales, los impecables planos secuencia, el vigor en el movimiento de la cámara) y la cuidadísima puesta en escena. El montaje, detallista y de incandescente expresividad, es marca de la casa y remite a Whiplash en múltiples ocasiones. Y los tres actores principales (Margot Robbie, Brad Pitt y Diego Calva) están estupendos en sus respectivos roles. Eso sí, hay que hacer el esfuerzo de valorarlos por separado, porque cada uno va a su bola y parece estar en una película distinta, pero eso es no es culpa de ellos. De los tres, sobresale la intrépida labor de Robbie, que lo da absolutamente todo, saltando sin red desde el minuto uno e inundando la pantalla de pasión y energía cada vez que aparece en escena. En una película mejor, su interpretación podría haber sido icónica, pero por desgracia la confianza que deposita en el proyecto no se ve correspondida.

En resumen: a Damien Chazelle se le ha ido la olla. Le respeto mucho y creo que ha demostrado a lo largo de su filmografía que tiene un talentazo que flipas, pero aquí se le ha ido la puta cabeza. Ha apuntado demasiado alto y no ha salido bien parado. Le han salvado las virguerías que es capaz de hacer con la cámara, lo tremendamente bien que suena la música y la notable labor del reparto (mérito exclusivo de ellos, porque él ha sido incapaz de darles indicaciones apropiadas y de mantenerlos a todos remando en la misma dirección). Aun así, yo no me arrepiento de haber visto Babylon porque a pesar de sus defectos, es cine atrevido y la visión genuina de un autor ambicioso, y por muy imperfecta que sea, siempre me interesa más encontrarme algo así que sentarme dos horas delante de un producto prefabricado, inocuo y mediocremente regular. Pero no me parece un éxito. Igual si durara 40 minutos menos sería más indulgente y podría valorar más sus méritos, que los tiene, pero esas innecesarias tres horas se hacen difíciles de defender. Aprecio el intento, pero si lo que Chazelle pretendía era hacer la nueva Boogie nights, se ha quedado, en mi opinión, muy, pero que muy lejos.

Calificación: Pasable
Dabi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow