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Voto de Endik Larsson:
4
5,4
7.787
Ciencia ficción. Fantástico. Thriller. Acción
A un poderoso millonario, enfermo de cáncer, le ofrecen la posibilidad de someterse a un procedimiento médico radical para transferir su conciencia al cuerpo de un hombre más joven. Al principio la operación va bien y el hombre disfruta de su renovada juventud, pero todo se complica cuando empieza a descubrir los detalles en torno a la procedencia de su nuevo cuerpo. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarsem Singh, conocido al principio de su carrera simplemente como Tarsem, ha gozado de un aura de visionario del cine desde el principio de su carrera, de un cineasta con una mente asombrosamente creativa. Y ya sabemos cómo se las gasta la opinión pública a la hora de ascender a los tronos o de descender a los infiernos a cualquier individuo, lo hace sin medias tintas, de manera violenta y ,casi siempre, exagerada.
Tarsem, bajo mi humilde punto de vista nunca fue excesivamente creativo, ni siquiera en la considerada su mejor obra LA CELDA, que no era si no un remake cyber-psicológico de EL SILENCIO DE LOS CORDEROS, y desde luego nunca fue ningún visionario, simplemente un director de cine capaz de sacar buen provecho de unos decorados y unos diseños de producción pomposos e imaginativos (y también bastante caros).
En SELFLESS (o ETERNAL en español, una decisión de traducir un título inglés al castellano por otra palabra inglesa difícil de comprender) donde esos decorados son inexistentes, se ve la mediocridad artística de Tarsem y salen a relucir su falta de talento y de pulso narrativo en dosis mayúsculas.
Tarsem, bajo mi humilde punto de vista nunca fue excesivamente creativo, ni siquiera en la considerada su mejor obra LA CELDA, que no era si no un remake cyber-psicológico de EL SILENCIO DE LOS CORDEROS, y desde luego nunca fue ningún visionario, simplemente un director de cine capaz de sacar buen provecho de unos decorados y unos diseños de producción pomposos e imaginativos (y también bastante caros).
En SELFLESS (o ETERNAL en español, una decisión de traducir un título inglés al castellano por otra palabra inglesa difícil de comprender) donde esos decorados son inexistentes, se ve la mediocridad artística de Tarsem y salen a relucir su falta de talento y de pulso narrativo en dosis mayúsculas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Lo peor que se puede decir de un producto como SELFLESS es que es aburrida, con falta de garra incluso en las escenas de acción, y tratándose de un thriller (de ciencia ficción) es mucho decir.
Ryan Reynolds intenta meterle algo de brío y de carisma a su personaje pero la falta de chispa en la trama y muchos agujeros de guión (escrito por los hermanos Pastor) dan al traste con el intento.
Y es que resulta complicado creer que un personaje que nos es presentado como alguien sin escrúpulos, apegado a lo material, insensible incluso con su propia hija cuando posee los rasgos de Ben Kingsley (posiblemente lo mejor de la película) y le quedan seis meses de vida debido a un cáncer se convierta de repente en un idealista, un hombre defensor de las causas justas y de las personas inocentes y un luchador contra los grandes holdings financieros (como la empresa que lleva adelante las "transhumanizaciones") cuando adquiere los rasgos de Ryan Reynolds y con toda otra vida por delante por vivir. Ridículo.
A pesar del interesante planteamiento inicial que daba para hablar de grandes temas trascendentales como la pérdida de la identidad, la posibilidad de vivir la vida de otro, de meterse en el cerebro de otra persona (tema recurrente en el cine de Tarsem), de la opresión a la que someten las grandes compañías (de la sección que sean) al individuo, todo eso queda malogrado desde el primer minuto en un producto mal facturado.
Y para salvarlo, ni siquiera nos alegra el bueno de Tarsem con un número musical Bollywoodiense al final como hacía en su anterior bodrio MIRROR, MIRROR.
Ryan Reynolds intenta meterle algo de brío y de carisma a su personaje pero la falta de chispa en la trama y muchos agujeros de guión (escrito por los hermanos Pastor) dan al traste con el intento.
Y es que resulta complicado creer que un personaje que nos es presentado como alguien sin escrúpulos, apegado a lo material, insensible incluso con su propia hija cuando posee los rasgos de Ben Kingsley (posiblemente lo mejor de la película) y le quedan seis meses de vida debido a un cáncer se convierta de repente en un idealista, un hombre defensor de las causas justas y de las personas inocentes y un luchador contra los grandes holdings financieros (como la empresa que lleva adelante las "transhumanizaciones") cuando adquiere los rasgos de Ryan Reynolds y con toda otra vida por delante por vivir. Ridículo.
A pesar del interesante planteamiento inicial que daba para hablar de grandes temas trascendentales como la pérdida de la identidad, la posibilidad de vivir la vida de otro, de meterse en el cerebro de otra persona (tema recurrente en el cine de Tarsem), de la opresión a la que someten las grandes compañías (de la sección que sean) al individuo, todo eso queda malogrado desde el primer minuto en un producto mal facturado.
Y para salvarlo, ni siquiera nos alegra el bueno de Tarsem con un número musical Bollywoodiense al final como hacía en su anterior bodrio MIRROR, MIRROR.