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Voto de Dark_Prince:
8
Drama Sevilla, 1976. Para Ramón la adolescencia fue, como para la mayoría, una etapa de confusión: el futuro, los estudios, el sexo, los cambios hormonales, el choque generacional. Los acontecimientos que le ocurrieron con sólo trece años hicieron que surgiera el luchador que llevaba dentro. Los que lo rodeaban y lo amaban le ayudaron a afrontar los cruciales cambios de esa edad. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los últimos años de la década de los 70, la muerte de Franco, las canciones que marcaron la transición española, la magia de las calles andaluzas pobladas por niños deseosos de respuestas… Ramón y su niñez nos regalan momentos inolvidables cuando éste decide afrontar su gran guerra que sabía que tarde o temprano llegaría.

Personalmente, esta película dirigida por Antonio Cuadri no tiene nada que envidiar a las grandes producciones españolas. Trata un tema algo complicado como es la época de la transición española en la que muchos de los sentimientos políticos se mezclan con la confusión que se vive en la calle. Pero no nos engañemos, aunque el largometraje tiene un trasfondo político que en todo momento apoya la caída de la dictadura y la llegada de la libertad, la temática central es la adolescencia y los descubrimientos que un pequeño niño va realizando a medida que vive situaciones en su nueva ciudad.

Manuel Lozano realiza un papel entrañable y que te hace sentir la inocencia de la temprana edad, las dudas sobre el amor, el sexo, los primeros y verdaderos amigos, los estudios, etc. Él junto a sus amigos muestra cómo el ser un niño tiene la ventaja de permanecer ajeno a la mayoría de problemas que hunden al mundo. Los colegas del colegio, una simple pelota de fútbol o el primer amor o desamor pueden abstraer a cualquier chiquillo de una transición política tan importante como la que se vivió en España durante esos años. Un ejemplo claro de esto se da cuando anuncian en plena clase que Franco ha muerto y la consecuente suspensión de clases, los niños estallan de júbilo sólo de pensar en el tiempo libre que tendrán sin darle importancia al fallecimiento del caudillo.

Chapó por la fotografía, gracias a Alex Catalán, el papel que realiza cada uno de los actores y la música que la forma las típicas canciones de dicha época. En mi opinión, este filme teletransporta a uno a su niñez. Si bien no viví la época de la transición ni tanta pelea en el colegio debido a las burlas, sí que me emociona las charlas entre los niños hablando de chicas, los partidos de fútbol en plena calle, los primeros sorbos de alcohol haciéndose los machitos, la ilusión de ver películas de indios y vaqueros, en fin, todo los detalles que poco a poco completan nuestra infancia y adolescencia.

Una película que nadie debería perderse y, claramente, una de las mejores películas españolas de la década. Sin más rodeos, os animo a que veáis esta obra de arte española.
Dark_Prince
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