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Voto de Schranz:
7
Drama Tras morir sus padres en un accidente de carretera, un niño pequeño y sin familia es recogido por Domingo, un viudo que vive solo en un pequeño pueblo de montaña y que le confía el secreto de que la muerte conduce a un mundo mejor. Poco después, una gran nevada deja aislado el pueblo unos días. Así las cosas, el peluquero trata de conquistar a la maestra aprovechando que su novio está fuera y el panadero tiene que retrasar una vez más su boda. (FILMAFFINITY) [+]
15 de mayo de 2023
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Quizás sea un nostálgico, un retrógrado, me encanta la vida en los pueblos, aparte. Esta película, posiblemente, veáis que me exceda en su valoración, por eso debo explicarme.

No es sólo una historia sencilla, tierna, y me refiero al final, donde Rabal coge a Gutiérrez Caba y le dice lo de "dar". Lo que la hace grandiosa.

Para mí es mucho más. Es el dilema de hoy día, vivir en la ciudad con todos los servicios a tu disposición o en un pueblo o aldea donde todo supuestamente es más incómodo, más trabajoso, duro. Y digo supuestamente porque las personas somos diferentes, donde ve uno ingratitud, otro puede ver satisfacción. El caso es que la película es del 80 y hoy seguimos teniendo esa pregunta, algunos, claro está.
Está rodado en La Alberca, Salamanca, un pueblo encantador, precioso, con unos alrededores muy lindos, al que le guste el paisaje. Parece ser que la población en este municipio era de casi 2.000 personas hacia 1885, hoy día, son algo más de 1.000. Con eso está dicho todo.
El pueblo se ve abocado a un aislamiento porque por carretera no pueden llegar vehículos a causa de una gran nevada que parece rondar el metro y medio de espesor. Y que dura varios días. Se van quedando sin víveres, la gente empieza a impacientarse. El hecho que nieve y sucedan estas cosas pues no podemos echar culpas a nadie, sin embargo en este país desde que se dirige por "democracia", lo han tenido claro estos desgraciados dirigentes, ni uno solo se ha molestado nunca por el ciudadano de a pie. Buscaron siempre el enriquecimiento de ellos mismos sin contar con ninguno de esos pueblos, gente honrada, humilde, que quiere trabajar y vivir tranquila. Han estado haciéndonos la vida peor, sin contar con nosotros, nuestros intereses, tradiciones, soberanía, al fin y al cabo. Todos se marchan a la asquerosa ciudad a malvivir sin darse cuenta de todo el encanto que tienen estos lugares nuestros, de nuestros antepasados y que no hemos podido mantener. Malditos dirigentes, ignorantes, avaros, egoístas, etc. Desde Adolfo Suárez hasta este pobre diablo de Pedro Sánchez. Todos nos han hundido más, nos han empobrecido, no sólo económica y socialmente, sino que moralmente también, nos han hecho perder principios valores. Tanto con con trenes de alta velocidad, y el tren de toda la vida, se acabó, se acabaron estaciones, se acaba todo tipo de transacciones entre esas gentes y se ve obligado a marchar uno fuera de su pueblo a buscar algo que pueda darle para sobrevivir en esta putrefacta sociedad, de la que todos somos cómplices.

Dicho todo esto, me refiero ahora a la cinta, donde se ve a un sobreactuado Jose Luis López Vázquez de panadero salido (que hace de teniente alcalde también), que no pierde la oportunidad de querer hacer suya a la bella África Pratt. A un Emilio Gutiérrez Caba de barbero, luchando por el amor de María Luisa San José con un Emilio Linder de maquinista de tren. A un Álvaro de Luna de camionero que le sale cara la aventura con una Charo López de furcia. A una María Asquerino asqueada de su marido Francisco Piquer, dueños del bar del pueblo. A un gran Manolo Zarzo de alcalde. ¿Y cómo no? A un estupendo Rabal de un gran señor. Todos ellos se ven envueltos en dar una salida a un crío que acaba de perder a sus padres en un accidente de tráfico.

Es buena la película, humana, pero debo de estar equivocado, la gente la valora peor que yo.
Schranz
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