Si en la historia del cine pueden destacar las películas por el caos organizado durante su rodaje, quizás la excelente adaptación de la obra de Raymond Chandler figure entre las más paradigmáticas, porque si ya de por si, el autor fuente presentó a los lectores una obra de oscuro cinismo y complicado enredo, el ( indiscutiblemente magistral) Hawks, aún lo complicó más con una realización casi improvisada, añadiendo escenas ajenas a la esencia original literaria, algunas de las cuales resultaban tan extrañas e ilógicas como maravillosamente insertadas, y cambiando las diferentes interactuaciones de sus personajes.

Y justamente en esto último, es en donde el "viejo zorro " de Hawks ( con la magistral complicidad de William Faulkner) demostró más astucia al pergueñar en medio de la complicada madeja argumental un romance entre protagonistas que en la novela jamás existió, y aprovechar el ididlio y consiguiente matrimonio entre Bogart y Bacall como revulsivo para la taquilla, improvisando entre ambos algunos de los diálogos más conspicuos de la historia del cine: Bogart hablando con Bacall y refiriéndose a la hermana: "Intentó sentarse en mis rodillas cuando yo estaba de pie". "Tranquilícese...no abofeteo muy bien a estas horas de la noche" " -Va usted demasiado lejos, Marlowe. -Palabras duras para decirselas a un hombre..especialmente cuando está saliendo de su dormitorio".. Un auténtico alarde que superó al propio Chandler por el empleo del lenguaje equívoco y el erotismo sugerido más impagable.
Por desgracia (para cierto público al menos) la madeja resultó demasiado enredada, hasta el punto que la crítica llegó a afirmar que "otra película como ésta y Bogart y Bacall están acabados". No fué así, desde luego, y de hecho el público aceptó la píldora aunque solo fuera por el morbo de comprobar la química entre la pareja de moda del momento (Y escandalizarse con gran placer con el quasi perverso diálogo sobre las carreras de caballos)

Como detalle curioso que añade un botón (impagable) de muestra, sobre toda ese maravilloso caos, no puede pasarse por alto la escena de la librera Malone, insertada con absoluta ilógica, en palabras de Hawks "porque la chica era tan guapa.....", tan improvisada como magnífica, por su sugerencia y excelentes registros. Toda una rareza al ritmo de una de las bandas sonoras (Max Steiner) más estupendamente conjugadas con el argumento que se puedan recordar. Imprescindible.