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España España · valencia
Voto de el feroz:
2
Comedia. Fantástico Desde su llegada a la Tierra procedente del planeta Chitón, la vida de Juan López no ha sido fácil. Con superpoderes es difícil no destacar. Poder volar, leer la mente, tener supervisión o detener un convoy del metro para que no descarrile… y regresar luego a la oficina, esforzándose en ser un tipo normal, no ha sido nada sencillo para él. O quizás sí, porque Juan no necesita más que su cruasán matinal para ser feliz… Sin embargo, algo ... [+]
24 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los deberes autoimpuestos antes de escribir nada, y rigurosamente cumplido, fué el revisionado después de un par de años, de la película de Javier Ruiz Caldera, por aquello de la revalorización con el tiempo ¿tiempo? O bien por la posibilidad de que un juicio cargado de los consabidos prejuicios contra el cine español, y otras zarandajas de la tradición pseudo-crítica pudieran ofuscarlo. Tras jurarme por la cabeza de mi madre una objetividad acrisolada, no puedo evitar decir que la revisión no podía ser más decepcionante.
En la línea de saltarse a la torera el espíritu de "Jam", del cual se recuerdan algunas de las viñetas más delirantemente divertidas de la historieta española ( en este caso concreto me niego a llamarlo cómic) Caldera apuesta por el distanciamiento radical de la idea original, que oculta, (o lo pretende) la falta de presupuesto para llevarla a puerto, y opta por un guión "a su manera", como ya lo hiciera en su día Javier Fesser con los agentes más famosos e ineptos de la TIA.
Pero si Fesser recuperaba retazos (algunos muy buenos) del espítitu de Ibáñez con el uso de "gags" en la más pura tradición del "Slapstick", y lo hacía a un ritmo vertiginoso que casi no daba tregua al espectador, Caldera, en cambio, opta por la realización átona, tendente a la ralentización de la acción, e inmersa en el humor más "underground" de la tradición astracanera española.
Apostando de este modo, por la solución fácil, la película va discurriendo a lo largo de su metraje, por una serie de chascarrillos, chistes de salón (pero no Salón de Cómic) y situaciones de escasa hilaridad en la línea de los más "entrañables" tiempos de Ozores (vuelta de tuerca del nuevo cine español "post-olímpico 92), y que nos hace pensar de forma invariable que Caldera convierte en hora y media lo que fue humor inteligente para niños en humor estúpido para adultos (incluyendo un lamentable periplo por los vicios y tópicos de la idiosincrasia española más superada con la que Caldera evidencia que no solo disfrutamos aparentando "cutrez" a los ojos del mundo, sino que además nos regodeamos en ello.( no deja de resultar revelador, el hecho de que las películas de Paco Martinez Soria sean hoy en día tan vilipendiadas por lo mismos críticos que ahora babean con "esto", cuando en ambos casos se recurre exactamente a lo mismo)
Con un Danny Rovira que ni a tortas se desprende de sus "tics" del "Club de la comedia" y una Maribel Verdú extática, casi hierática (en su línea) salva los trastos lo que, sin duda, constituye lo mejor del film, por no decir lo único salvable: una inmensa Alexandra Jiménez, que es por derecho propio, la sorpresa más agradable y estimulante del cine español de los últimos diez años, y que llena la pantalla de presencia y maravillosos estrógenos.
Lo demás, olvidable, incluyendo unos efectos especiales de pésima factura (como dije, regodeándonos) en los que aparecen con siniestra asiduidad paredes de cemento hechas con cartón de embalar neveras, "cromas" que parecen robados del plató de la Bruja Lola, y escenarios de plexiglás.
Podría se peor, desde luego. Ahí está, como muestra, la inenarrable orgía de fotogramas basura que constituyó la experiencia de Antonio Hernández con nuestro "Capitán Trueno". Me niego incluso a citar su título completo.
Las comparaciones siempre son odiosas, y por eso, lo peor de ayer no puede justificar lo malo de hoy.
el feroz
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