Simpática, desenfadada, ligera, dinámica, floja, irregular, ingeniosa y pasajera producción que emula e imita las tradicionales producciones con detective privado como protagonista que debe resolver un misterio. En este caso su cliente le da dinero para que encuentre una copia robada del mítico Necronomicón, libro que le permitirá liberar a los Demonios Primigenios.De esta manera, el sello de Satán, abre espacio para la fantasía y el terror, con espacio para el humor.
La trama resulta interesante y los responsables de la película consiguen darle el toque detectivesco tradicional, con espacio para momentos de humor desenfadado satisfactorios en un producto de corte televisivo que se ve con agrado.
Fred Ward, saca partido de su encanto para llevar el peso de una trama que se sigue con interés y con la que se disfruta de lo siniestro con humor.
Destaca el empleo de unos efectos artesanales plagados de ingenio y buen hacer. No era tiempo de grandes efectos digitales y debo decir que eso le da un toque encantador al conjunto de la película.