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España España · Santa Coloma de Gramenet
Voto de Moex:
8
Comedia. Drama Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. ... [+]
17 de enero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que reconocer que Scorsese es hombre de filias. Si durante su primera etapa tuvo a Robert De Niro como su actor fetiche (ha rodado ocho películas con este actor como protagonista), desde el año 2002, le toca el turno a Leonardo DiCaprio, con el que lleva ya rodadas cinco (y las que tengan que venir, que DiCaprio tiene cuerda para rato).

Ambos actores están unidos por dos hechos: el apellido italiano y por un talento inmenso. Son dos animales capaces de comerse la pantalla, voraces, y dejar al espectador rendido, exhausto. Y eso es algo que a Scorsese le viene de perlas, porque a veces su cine es así, de apetito insaciable, desmedido, como banquete mediterráneo.

Es fácil entender por qué a Scorsese le apeteció rodar la vida de Jordan Belfort, un -por lo visto- famoso bróker que allá por los finales de los ochenta e inicio de los noventa amasó una verdadera fortuna a base de vender acciones basura usando todos los medios a su alcance, sobre todo los ilícitos, cosa que precipitó su caída a tanta velocidad como lo fue su ascenso.
Da la sensación de que el director ha conectado con el personaje por ese mismo hambre: Belfort por el dinero y todo tipo de excesos y Scorsese por el cine y las películas que se desparramen a lo largo de varias horas destripándonos al protagonista y su entorno.


'El lobo de Wall Street' son tres horas en los que el director se suelta la melena y aprovecha para mostrarnos un compendio de desmadres capaz de empachar a cualquiera. Sirva como advertencia a aquellos que se sientan molestos si aparece en pantalla mucho sexo, drogas y palabrotas, porque de estas tres cosas hay un verdadero buffet libre. Eso sí, a diferencia de otras películas suyas, trufada de un humor negro bien relleno de sarcasmo, bufonismo, locura y desmesura.

Y es a partir de aquí donde podemos establecer un paralelismo con otra de sus películas, 'Uno de los nuestros' ('Goodfellas', 1990), una de sus obras maestras donde seguimos también la experiencia vital de un hombre introduciéndose en el mundo del hampa hasta ver su caída.
En el caso de 'Uno de los nuestros', el espectador se ve al principio arrastrado por la fascinación del poder y la violencia hasta que en la parte final, cuando vemos la decadencia de los protagonistas, acabamos entendiendo que ese mundo estaba podrido. En 'El lobo de Wall Street' el humor sirve de barrera: cuesta empatizar con esa panda de -perdón por la expresión, pero hay que ponerse a la altura- capullos, por lo que durante su caída no puede uno más que murmurar un "ya se veía venir".

Y ese es un defecto de la película, esa sensación de déjà vu, de que en el fondo Scorsese no nos está mostrando nada nuevo, que todos sabíamos/sospechábamos que lo que mueve a los brokers (la castiza expresión 'corredor de bolsa' parece haber quedado relegada al olvido) es la pura codicia, y que el mundo de las altas inversiones está poblado por cretinos cuya mayor virtud es la falta de escrúpulos. No hay mayor fascinación que ver aquí a tipos comportándose como adolescentes descerebrados repletos de dinero. Y para eso quizá no hacía falta rodar tres horas de película.

Aun así, Scorsese es tan sabio que logra mantenernos firmes en nuestros asientos a base de secuencias gloriosas, de una producción de lujo y de un plantel de actores que sacan lo mejor de sí. Es obvio decir que DiCaprio está espléndido, pero es que también está inmenso su paternaire Jonah Hill; deslumbra a su vez un delgado Matthew McConaughey en un breve pero intenso papel a los inicios de la película; desconcierta en el buen sentido la actriz inglesa veterana Joanna Lumley; y maravillará a la concurrencia masculina -y femenina- la belleza de Margot Robbie.

Eso sí, aunque el humor sea la tónica general, aviso que no es una película propiamente de "risa". Scorsese nos los recuerda con alguna secuencia que nos va colando como el que no quiere la cosa logrando provocarnos algún que otro escalofrío. Como ese plano final -no se preocupen, no es 'spoiler'- donde parece dirigirse a los espectadores para avisarnos de que todos podemos ser candidatos a ser tan codiciosos -y tan capullos- como los protagonistas de esta excesiva pero excelente película.

Y es que Martin Scorsese, a sus 71 años, que bien podría estar dedicándose a rascarse el ombligo contemplando su largo catálogo de obras maestras, tenga el brío y las ganas y el talento de rodar 'El lobo de Wall Street' es para quitarse el sombrero, poner la chaqueta en el suelo tapando charcos y abrirle la puerta de la limusina para que, por favor, siga rodando lo que le venga en gana, que a estas alturas podemos perdonarle como perdonamos al abuelo que en la boda se nos ponga chiripa y se una a la conga.
(Crítica en "estamosrodando.com").
Moex
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