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Voto de Nagus:
7
6,3
3.646
Drama. Thriller
En el verano de 1960, en la desolada región de la Patagonia, un médico alemán (Alex Brendemühl) conoce a una familia argentina y se une a ellos para seguir la ruta del desierto en caravana. La familia hace renacer en él todas sus obsesiones por la pureza y la perfección. En especial Lilith, una niña casi adolescente con un cuerpo demasiado pequeño para su edad. La fascinación es mutua; en pleno despertar sexual, Lilith siente una ... [+]
16 de octubre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucía Puenzo gusta de dirigir sus propios guiones, y al igual que en XXY [5] y en El niño pez [4] logra que sus producciones trasciendan las fronteras. Wakolda es una coproducción Argentina-Francia-España-Noruega y se nota, como se nota una evolución de Puenzo respecto a sus anteriores productos. Siempre enredados en los traumas adolecentes y las controversias del cuerpo humano.
La historia está bien contada, prolija, pero lo más importante es que –a diferencia de las anteriores– es relevante y más a los ojos de los argentinos que gustan de entender nuestra historia reciente, los años 60’. Algunos personajes como el de Àlex Brendemühl, Natalia Oreiro y Florencia Bado (que merece una mención especial), se desarrollan intensamente y los hace lucir, otros se quedan a medias restando tensión argumentativa. Quizás no llegue a ser una gran película por el temor de no jugarse a serlo.
Sube un escalón con el paisaje del Nahuel Huapi, otro con esfuerzo de rodar la mitad del texto en alemán (poroto para la Oreiro), y uno más con la gélida interpretación de Brendemühl componiendo un Josef Mengele hipnótico. Pero a pesar de tanta escalera, sólo llega a estar Buena [7]
La historia está bien contada, prolija, pero lo más importante es que –a diferencia de las anteriores– es relevante y más a los ojos de los argentinos que gustan de entender nuestra historia reciente, los años 60’. Algunos personajes como el de Àlex Brendemühl, Natalia Oreiro y Florencia Bado (que merece una mención especial), se desarrollan intensamente y los hace lucir, otros se quedan a medias restando tensión argumentativa. Quizás no llegue a ser una gran película por el temor de no jugarse a serlo.
Sube un escalón con el paisaje del Nahuel Huapi, otro con esfuerzo de rodar la mitad del texto en alemán (poroto para la Oreiro), y uno más con la gélida interpretación de Brendemühl componiendo un Josef Mengele hipnótico. Pero a pesar de tanta escalera, sólo llega a estar Buena [7]