Las buenas noticias es que el sello de Brian De Palma permanece intacto. El director tiene numerosas ocasiones para mostrar su dantesco y monstruoso talento artístico sumergiéndonos de pleno en aquellos sórdidos, oscuros y mezquinos lejanos años cuarenta. La mala noticia es que el sello de James Ellroy, autor de la novela en que se basa, no brilla con la misma intensidad deseada, desaprovechando una ocasión única de adaptar una de las obras más perturbadoras y complejas de la novela negra.

He tenido la oportunidad de ver “La Dalia Negra” antes y después de leer la obra de Ellroy, y todo termina siendo un potaje que le falta bastante sal. Es fácil terminar con compararla con “L.A. Confidential”, de Curtis Hanson, también basada en otro Best Seller de Ellroy, pues comparten una trama policial que entra en lo más profundo de sus entrañas desengranando una maquinaria muy bien engrasada y en completo funcionamiento donde predomina la absoluta corrupción, la publicidad, y los intereses particulares. Su punto de arranque tiene fuerza, tensión y sobrado atractivo e interés. Su desarrollo es interesante e intrigante, acompañado de una ambientación colosal, que conseguirá transmitir una grata sensación de nostalgia a todos los seguidores del cine negro. Si nos metemos de lleno en cuanto a su fidelidad literaria, su primera parte es bastante fiel. Su primera parte, tanto a nivel fílmico como fidelidad cumplen con nota, pero más tarde, todo se vuelve desordenado, lioso y descuidado. Todo lo atractivo cae por la borda de forma estrepitosa.

El interés desaparece dando lugar al desastre. De Palma cae en el imperdonable error de desinteresarse por la trama dándole más importancia a los desengaños amorosos y a las tramas segundarias del libro que eran algo más prescindibles. A partir de tomarse ciertas licencias respecto a la novela, se vuelve demasiado desinteresado en contarnos su desenlace, la trama cae en las garras de la mayor superficialidad, y todo tiende a ser desordenado y lioso. La obra exige un mínimo de respeto debido a su ambigua y compleja trama, llena de oscuridad y giros argumentales, pero su director coge a sus anchas lo que le apetece y lo pone sin tener idea de cómo va a poder luego darle alguna explicación. No solo coge lo que le viene en gana, sino que lo condensa demasiado. Sí alguien no la entiende que no se preocupe si se siente como un idiota después de verla y que tampoco consiga ir mucho más lejos con un segundo o tercer revisionado, para eso mejor leer el libro. No solo condensa demasiado toda su trama, sino que mezcla puntos clave con elementos innecesarios, tendiendo a una obra caótica. No se puede negar que su primera mitad convence y que su ambientación es fulminante, pero “La Dalia Negra” pide a gritos estruendosos un montaje del director, siempre y cuando De Palma descartara muchas cosas en la sala de montaje, claro,

Por cierto, sus actores no cumplen, y los más atractivos como Eckhart y Swank están desaprovechados.