No soy seguidor de la saga “Star Trek”, si tuviera que escoger mi saga galáctica por antonomasia, el premio iría para “Star Wars”. Sin embargo, sí que soy un gran seguidor de la ciencia ficción, por lo tanto decidí darle un par de oportunidades a la saga “Star Trek”, y se me ha quedado un gusto algo agridulce.

Si la comparamos con su predecesora, la original de 1979 dirigida por Robert Wise, hay que admitir que “La Ira de Khan” sale ganando en todos los apartados. Pero sigue en la línea del tono “Star Trek”, tan alabado por muchos como odiado por otros. Para mí, de lo que peca esta saga es de su ritmo, demasiado relajado y pausado, volviéndose, en ocasiones, soporífera.

No obstante, es de agradecer que hayan incluido en esta nueva entrega ciertos exteriores en lugar de estar siempre en la claustrofóbica nave “Enterprise”. También se nota la incorporación de cierto drama, los personajes no son tan rígidos como en la primera entrega, pues aquí hacen gala de más sentimientos, aunque tampoco sin excederse… También es de agradecer el ligero toque aventurero que le han dotado al film, haciéndolo un poco más trepidante.

Pese a estas mejoras, la tónica de la saga se mantiene intacta, donde hay una preferencia mayor por la monótona exploración, lento montaje y abundantes diálogos. Es decir, que aquel que busque acción espacial, ya puede ir pensando en otra película, pues en la saga de “Star Trek” no encontrará nada de eso.

Para gustos los colores, por lo tanto, esta estructura narrativa gustará a unos y desagradara a otros, así de simple, yo me incluyo más en el segundo grupo, pero no niego de que tenga ciertos aspectos bastante atractivos, pues aquí ya hay una mayor estimación y aproximación a sus personajes, pero resultan, aún así, demasiado vacios. Sin duda, lo mejor del film, es la actuación de Ricardo Montalbán como Khan, que le dota un poco de nervio y empuje a una cinta que, a mí gusto, le falta épica. Los efectos especiales también han mejorado en parte, pero las imágenes espaciales se me siguen antojando como demasiado lentas y estáticas, vagas de dinamismo, de espectacularidad y belleza.