Después del gran éxito que supuso Goldfinger, Terrence Young dirigía su última película de James Bond de nuevo al lado de Sean Connery, ya totalmente consollidado dentro de la franquicia creada para el personaje.

Como ya era de esperar, esta cinta todavía cuenta con un mayor presupuesto y recursos para recrear las nuevas peripecias del espía británico. Por desgracia, su anterior aventura dejó el listón demasiado alto y Young quiso dotarle a la cinta de un aire parecido al que realizó Hamilton, cosa que consiguió a medias.

La película ya sigue una estructura de lo más convencional con un montaje muy marcado por la trama y por las escenas de acción, algo totalmente reconocible en la saga de 007. Esta vez la mayor belleza se encuentra en sus fastuosos y bellos paisajes, donde se hace hincapié al mar.

La cinta posee unos personajes malvados muy carismáticos, pero con una chica Bond que no llega a la talla del personaje de Goldfinger, Pusy Galore.

Sin ninguna duda, lo más destacable de la cinta son sus logradas escenas de acción, que Young dota de gran espectacularidad e intensidad. Por si fuera poco, la película dispone de una batalla final filmada bajo el mar sencillamente espectacular, y una de las mejores rodadas de esta forma en la historia del cine, únicamente empañada por el estúpido y cutre bañador que luce Bond en esa secuencia.

"Operación Trueno", al igual que el resto de las películas filmadas con Connery, es una gran cinta de espionaje y acción, pero ya no hay demasiadas sorpresas, la saga ya se ha posicionado hacia una direccción haciendo de que no arriesgue mucho siguiendo ya una estructura estereotipada que se repetirá a lo largo de la saga. Aún así, dispone de brillantes escenas de acción y de unos villanos de lo más interesantes.