Antes de decir nada, quiero dejar bien claro que yo disfruté mucho con su primera parte, considero que Ang Lee supo dotar a la trama de una gran humanidad como si Hulk fuera Francknstein y además la película gozaba de grandes escenas de acción, un peculiar montaje en homenaje al cómic y un elenco de actores realmente muy conmovedor gracias a su empeño. Quizá la aprecié tanto porque era un film que pese a estar basado en un cómic, no buscaba precisamente parecerse a él.

Entonces llega esta secuela, con nuevos actores donde lo único destacable es el gran Edward Norton, Tim Roth y William Hurt y donde lo que se busca es que haya el mayor espectáculo de pirotecnia durante todo el metraje. Al principio, la película se sigue con algo de interés, pero más adelante, la película no huye de su identidad y nos ofrece unas escenas de acción totalmente exageradas y tampoco no demasiado espectaculares, donde priman los destrozos antes que la historia, los diálogos o el cuidado por los personajes. La cinta baja categóricamente de calidad hasta convertirse en una bazofia. Da lástima ver a actores tan buenos con unas carreras tan sólidas como Edward Norton y Tim Roth haciendo sus papeles, uno siente lástima por ellos. Los diálogos pasan a ser de lo más ridículos, al igual que muchas situaciones en las que se ven mezclados los protagonistas. Y todo eso en un burdo intento de convertir la película en un estúpido espectáculo visual en la línea del cómic. Lo que podía ahaber sido una interesante continuación se convierte en un producto de lo más disparatado donde uno no tiene ni ganas de saber que ocurrirá a continuación por temor a que pueda ser todavía más ridículo o esperpéntico de lo que ya ha visionado. La cosa da miedo… de lo patéticamente mala que es.