La película ahonda en un tema tan cercano (y más con esta crisis ecónomica) como es el hecho de comprarse un piso sin construir y no llegar a tenerlo nunca (por las causas que sean).
La cinta recoge muy bien el drama y la desesperación con la que una familia normal puede llegar a encontrarse llegados al punto de ver pasar los años sin ver recuperado ni su piso ni su inversión. Los actores protagonistas (Tejero y Alterio) hacen que su dolor sea el tuyo, que su desesperación sea compartida. Ese es el gran mérito de su director de el reparto. Hasta ahí...
Llegados a la mitad del metraje la película empieza a hacerse un poco monótona, ahondando una y otra vez en lo mismo, sin aportar soluciones para que el interés aumente. Todo el realismo que se había ganado a base de golpes duros de la vida se pierde con un final mas fantástico que otra cosa. Porque aunque la desesperación en esa situación sea enorme nadie suele caer en ese tipo de locura.
La película se deshace de sus ganancias en una última apuesta que le sale mal.