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España España · Complutum
Voto de Pableras:
5
Comedia. Aventuras Allan Karlsson, un anciano de cien años, vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se escapa de la residencia por una ventana dejando plantados al alcalde y a la prensa local. No está dispuesto a renunciar al placer de vivir y, aunque no sabe dónde ir, se lanza a la aventura. A lo largo de su larga e intensa vida ha tenido experiencias muy singulares: inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin o Churchill, amistades ... [+]
16 de julio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en un best-seller de Jonas Jonasson que ha causado furor en medio mundo y que este humilde servidor desconoce por completo, 'El abuelo que saltó por la ventana y se largó' (2013) ha logrado al menos trasladar parte del éxito habido en sus páginas y convertirse en la película más taquillera en la historia del cine sueco. Ni Bergman ni nada. Pese a todo, difícilmente logrará un hueco realmente notable en el resto de taquillas del mundo. No es la típica cinta con auténtico gancho comercial en estos días de canícula, aunque su punto de partida sea cuanto menos llamativo. Como mera curiosidad, decir que se proyectó doblada, algo poco usual (y correcto) en un pase de prensa, lo que provocó un alboroto de indignación tal que, aunque comprensible, resultó simpático.

Su premisa, como se mencionó, es fantástica y, por cierto, insoslayablemente honesta, cierta y literal con respecto al título de la película: en una de las primeras escenas se produce lo que éste cuenta. Un anciano centenario decide escaparse del geriátrico donde reside para viajar a dónde sea y conocer a quien se ponga por delante, para vivir en definitva. Es la trama que funciona como columna vertebral del relato, pero lo que hace que se precipiten los acontecimientos es su fusión con una historia en relación a una maleta robada y la peligrosa banda criminal que pretende recuperarla. Coincidencias, enredos y accidentes mortales aparte, la cinta se ayuda de continuos flashbacks para narrar la vida del protagonista, un amante de los explosivos cuya vida ha sido más que intensa, rodeándose de personajes tales como el dictador Franco (cuya desternillante caricatura resulta ser de lo mejor de todo el film y quizá la mejor coña acerca de su figura jamás realizada) o el hermano tonto de Albert Einstein. Una experiencia vital que, de estar basada en hechos reales, no dudaríamos en cuestionar.

Pese a lo aparatoso que puede resultar su andamiaje narrativo, logra ser fluido y nítido en cuanto a sus intenciones. Como película no está llamada a permanecer (su esquema de “más grande que la vida” quede a la vista al poco empezar y eso es algo que juega en su contra), pero cumple como grato entretenimiento sin más complicaciones, no demasiado empático pero lo suficientemente simpático como para distraer nuestra atención. Algunos golpes de humor son geniales, con un predominante humor negro por lo general bien medido y empleado, mientras que la mayor parte del metraje se ve tan fácil como se olvida.

La cinta del desconocido Felix Herngren es, ante todo, una comedia. Una comedia negra, con ribetes delirantes y absurdos (la subtrama del policía, un primo lejano de Clouseau, da buena fe de ello), y que como tal se presta a toda clase de situaciones al borde del surrealismo cómico con frescura y una extraña, calmada trepidación. Si bien no funciona como un reloj suizo y el referente de Jacques Tati le viene muy, muy grande, sí logra su cometido con suficiencia. El reparto, sólo ocasionalmente entonado, hace esfuerzos. Destaca el protagonista, Robert Gustafsson, un famoso cómico allá por la península escandinava, que aguanta estoicamente el peso tanto en el pasado como en el presente, aunque no le favorece un maquillaje que parece encorsetar demasiado su capacidad expresiva. Casi parece Alejandro Sabella (seleccionador de Argentina) o, incluso, Joaquín Reyes haciendo una parodia.

Finalmente, todo su humor negro queda eclipsado por una luminosidad forzada por un guión que exige a toda costa mostrar cada desviación o conclusión con un buen rollo y un edulcoramiento excesivos que no van de la mano con la historia gamberra que se promete a cada minuto. Es lo que viene a reafirmar su tramo final, una oda al carpe diem no siempre bien hilada que termina siendo más bien alicorta a la hora de espetar al espectador su mensaje final. Su ambición moral(ista) debiera haber ido acompañada de una narración más apasionada, más profunda. No funciona a nivel emocional, pero las risas están aseguradas.

http://www.asgeeks.es/movies/critica-de-el-abuelo-que-salto-por-la-ventana-y-se-largo-geriatria-vital/
Pableras
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