El perro, este bello animal es la clave, es lo que nos ayuda a nosotros (a entender ciertas escenas) y al protagonista (a explicar o mejor dicho, alargar perfectamente ciertas escenas). El perro es el hilo que ayuda a seguir por la película.

Yo nunca imaginé que una película muda pudiera atraerme tanto, la verdad, pero así lo ha hecho gracias a la interpretación magnífica de la dupla Jean Dujardin y Bérénice Bejo. La trama es muy atractiva: la transición entre la testadurez y sensatez, del cine mudo al cine con sonido, del amor al odio y del odio al amor, de la vida a la muerte y de la muerte a la vida...

No es una de mis películas favoritas, pero es una película que recomendaría a cualquiera que necesite "experiencias" nuevas en su vida como estar 100 minutos delante de la pantalla sin escuchar ningún sonido ni recibir color por parte de la pantalla.

Por suerte, el dinero ahorrado en guionistas se ha gastado gustosamente en un gran casting.