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España España · Bilbao
Voto de HHH:
7
Ciencia ficción. Fantástico Morgan Sullivan, un contable sin trabajo y atrapado en un rutinario matrimonio sueña con dejar atrás su gris existencia y comenzar una nueva vida llena de libertad y emociones. Decide entonces incorporarse a la multinacional Digicorp y convertirse en un espía industrial. Con una nueva identidad, su trabajo consiste en asistir a distintas convenciones empresariales para recoger todo tipo de información y transmitírsela a Ed Finster, su ... [+]
2 de noviembre de 2007
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vincenzo Natali ya había demostrado su calidad como director en la cult-movie "Cube" (id., 1999). Sin embargo, y pese a que su anterior película pudo verse en todo el mundo gracias al boca oreja más que a los esfuerzos publicitarios de costumbre, a Natali le costó lo suyo volver a la gran pantalla. Y lo hizo con una cinta muy imaginativa, con divertidas propuestas estéticas y narrativas. Asimismo, aunque no está a la altura del impacto conseguido con su película de debut, “Cypher” es un muy buen thriller de espías, que homenajea por igual a títulos como “Lemmy Caution contra Alphaville” ("Alphaville", Jean-Luc Godard, 1965) o “El mensajero del miedo” ("The Manchurian candidate", John Frankenheimer, 1962), que saca lo máximo de un presupuesto más o menos humilde –no en España, pero sí en Norteamérica– logrando interpretaciones notables incluso de un reparto con una trayectoria cuando menos cuestionable como la de la “angelical” Lucy Liu.

En la misma línea de la notable “Demonlover”, el segundo largometraje de Vincenzo Natali es una historia de espionaje industrial que sirve como vehículo ideal para plantear cuestiones de actualidad como la alienación del individuo, la incapacidad de decisión, la puesta en duda de un concepto trascendental en la historia del pensamiento occidental como el libre albedrío, o el hastío rutinario.

Las referencias que se pueden rastrear en esta película están mucho más allá del frecuentemente apático espíritu crítico del cine comercial mayoritario. Incluso del más interesante: viendo “Cypher” a uno le vienen a la mente las historias de Philip K. Dick y, por supuesto, sus versiones cinematográficas. Y es que la película de Natali es un artefacto ideal para compaginar dos discursos superpuestos: una historia en la que un hombre actúa como agente doble –en muchos casos, y gracias al desarrollo tecnológico, incluso a su pesar– en un enfrentamiento entre dos colosos industriales; y otra trama en la que un hombre con una vida vaciada se entrega a lo que él supone una vida de espía aficionado, casi de ficción, como método para ocultar una existencia homogeneizada, rutinaria, abúlica.

Sin embargo, nuestro Morgan Sullivan/Jack Thursby (Jeremy Northam), que es captado para actuar presuntamente como “agente secreto”, es enviado a aburridas convenciones sobre la hipertrofia de la industria de automoción estadounidense o sobre espumas de afeitado. Aunque no sea el objetivo prioritario del film, a través de una serie de viajes a lo largo y ancho de los Estados Unidos, Natali expone una divertida teoría acerca de la homogeneización –también– de las ciudades (¿alguien sería capaz de diferenciar un suburbio de Toronto del de uno de San José, Boise o Wichita? ¿y sus aeropuertos? ¿y sus hoteles?) y, con ello, la anulación de las individualidades como piezas fundamentales en la creación de identificativos culturales propios. En definitiva: la maquinización del hombre a través de la eliminación de sus impulsos sentimentales.
HHH
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