Uno de los últimos ejemplares del cine de catástrofes que dominó las carteleras comerciales en los setenta, siempre con la misma fórmula: transatlánticos que se hunden, aviones de pasajeros en grave peligro, superedificios que se incendian, y también terremotos, maremotos y volcanes...

Un grupo de personajes, ajenos a la que se les viene encima, dilucidan sus problemas amorosos o de cualquier otra índole normal mientras, por otro lado, se va fraguando la catástrofe que termina igualándolos a todos en una lucha por sobrevivir. El film presenta correcta factura, buenos efectos especiales y, siguiendo la norma establecida para el cine de catástrofes, un excelente reparto.