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Voto de Claudiayelcine:
10
7,9
3.900
Drama
Terribles fueron las luchas que Iván IV el Terrible, primer zar de Rusia, tuvo que sostener contra sus enemigos del interior y del exterior para crear un estado fuerte y moderno. En 1547, a los 17 años, Iván es coronado zar en la catedral de Moscú por el patriarca Macario. El apoyo de la Iglesia confirió al acto un prestigio sagrado que sería la base de la autocracia zarista. En el interior, para combatir a los boyardos (la poderosa ... [+]
27 de agosto de 2013
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iván el Terrible, el que piensa por todos, el que decide por todos. El zar que abre el ojo cuando está enfermo y el libro sagrado le cubre el rostro, porque “Mis fieles tropas me rodean como un muro impenetrable. Pero estoy solo”. Y sí que lo está, tratándose de una lucha entre señores feudales.
Esta cinta se basa en un personaje histórico como fue el zar del Imperio ruso en el siglo XVI, Iván el Terrible, llamado así por considerársele espantosamente cruel. Pero no se representa tal que así en la interpretación propuesta por Eisenstein, de tal modo que no vemos solo a un zar omnipotente, temerario, solemne, grave, épico, espléndido personaje del pasado que elevó a los hombres con la consecución de grandes empresas, sino que se muestra al ser de la realeza imperial en sus contradicciones más íntimas de su carácter y conducta, en su debilidad, en su cotidianidad, en su falta de voluntad. Incluso cuando de pregunta en su indecisión: “¿Combato yo por la patria rusa?”.
Por otra parte, en la intimidad de todo el filme subyace un romanticismo fascinante por un héroe individual que maravilla y espanta. Observamos el culto a la personalidad en cada rincón atrapado por la cámara. Al mismo tiempo, Sergei Eisenstein, seguidor de Marx, lo laurea de críticas contra cualquier modo de tiranía. Tras la historia del Imperio Ruso, la revolución socialista.
De otro lado, se trata de una tragedia, en tanto en cuanto se palpa una fe profunda por el destino, que penetra y da sentido a la vida. Hoy día quizás ya no tanto colectiva como individual. Asimismo, en esta tragedia laica, los ojos y las miradas están por todas partes insuflándonos la sensación de conjura, de conspiración y desconfianza.
Esta cinta se basa en un personaje histórico como fue el zar del Imperio ruso en el siglo XVI, Iván el Terrible, llamado así por considerársele espantosamente cruel. Pero no se representa tal que así en la interpretación propuesta por Eisenstein, de tal modo que no vemos solo a un zar omnipotente, temerario, solemne, grave, épico, espléndido personaje del pasado que elevó a los hombres con la consecución de grandes empresas, sino que se muestra al ser de la realeza imperial en sus contradicciones más íntimas de su carácter y conducta, en su debilidad, en su cotidianidad, en su falta de voluntad. Incluso cuando de pregunta en su indecisión: “¿Combato yo por la patria rusa?”.
Por otra parte, en la intimidad de todo el filme subyace un romanticismo fascinante por un héroe individual que maravilla y espanta. Observamos el culto a la personalidad en cada rincón atrapado por la cámara. Al mismo tiempo, Sergei Eisenstein, seguidor de Marx, lo laurea de críticas contra cualquier modo de tiranía. Tras la historia del Imperio Ruso, la revolución socialista.
De otro lado, se trata de una tragedia, en tanto en cuanto se palpa una fe profunda por el destino, que penetra y da sentido a la vida. Hoy día quizás ya no tanto colectiva como individual. Asimismo, en esta tragedia laica, los ojos y las miradas están por todas partes insuflándonos la sensación de conjura, de conspiración y desconfianza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Uno de los motivos que me han entusiasmado más hondamente es la pasión obsesiva por lo figurativo, por la representación de las formas incluso en las sombras con una nitidez, geometría y esperpentismo exacerbados, por la exageración de la expresión, estilizándola hasta alcanzar las más altas cotas de belleza, con extraordinarios mises-en-scènes, en los que se muestran los músculos contraídos de los actores falseando la expresión de los sentimientos. Además, es fascinante la potencia de cualquier imagen visual, mientras los personajes hablan declamando cadenciosamente en sincronía perfecta con un acompañamiento musical que, por su parte, pone el broche a tal alarde de majestuosidad, al tiempo que lo ridiculiza. Y en este espectáculo, la cámara participa encuadrando techos y bóvedas insistentemente, acrecentando la sensación de opresión sobre los hombres. También hay que notar cómo la horizontalidad domina sobre la verticalidad, de modo que el soberano debe incluso agacharse.
En cuanto a la relación del cineasta con la política de su tiempo, creo que, por una parte, Stalin se vería reflejado en la figura de Iván porque, a pesar de representar dos posiciones ideológicas distintas, ambos al fin y al cabo encarnaban una jerarquía tiránica, aunque uno combatiese por la autarquía y otro por el socialismo. Así, supongo que vería en Eisenstein una amenaza al reflejarse la protesta social de este hacia el socialismo de Stalin, en tanto que no era más que otro sometimiento a la autoridad de un patriarca, y Eisenstein deseaba el derrocamiento de esta estructura de dominación, en busca de un socialismo basado en su fiel seguimiento del marxismo. Y, por otra parte, el hecho de que este director utilizara elementos de cualquier tiempo y espacio, así como técnicas creativas personalísimas, supongo que tampoco le gustaría a Stalin, porque él proponía el llamado “realismo socialista” para el arte, con un carácter dogmático y triunfalista muy similar al de cualquier régimen del estilo, véase nuestro propio franquismo. Mientras que Eisenstein fue evolucionando y protestando cada vez más contra este realismo socialista, y simpatizando más con un realismo crítico (a expensas de un “cine intelectual”) que se acercara más a la doctrina marxista.
Para terminar, me quedo con esta cita de Sklovski: “Cuando desapareció Eisenstein, la vida se empobreció”.
En cuanto a la relación del cineasta con la política de su tiempo, creo que, por una parte, Stalin se vería reflejado en la figura de Iván porque, a pesar de representar dos posiciones ideológicas distintas, ambos al fin y al cabo encarnaban una jerarquía tiránica, aunque uno combatiese por la autarquía y otro por el socialismo. Así, supongo que vería en Eisenstein una amenaza al reflejarse la protesta social de este hacia el socialismo de Stalin, en tanto que no era más que otro sometimiento a la autoridad de un patriarca, y Eisenstein deseaba el derrocamiento de esta estructura de dominación, en busca de un socialismo basado en su fiel seguimiento del marxismo. Y, por otra parte, el hecho de que este director utilizara elementos de cualquier tiempo y espacio, así como técnicas creativas personalísimas, supongo que tampoco le gustaría a Stalin, porque él proponía el llamado “realismo socialista” para el arte, con un carácter dogmático y triunfalista muy similar al de cualquier régimen del estilo, véase nuestro propio franquismo. Mientras que Eisenstein fue evolucionando y protestando cada vez más contra este realismo socialista, y simpatizando más con un realismo crítico (a expensas de un “cine intelectual”) que se acercara más a la doctrina marxista.
Para terminar, me quedo con esta cita de Sklovski: “Cuando desapareció Eisenstein, la vida se empobreció”.