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Voto de El Fauno:
6
6,9
13.058
Musical. Romance. Drama
Musical romántico ambientado en los años 60 del siglo XX, en la época de las turbulentas protestas contra la guerra, la exploración mental y el rock'n roll. La historia gira en torno a institutos y universidades en Massachusetts, Princeton y Ohio, y se traslada desde los muelles de Liverpool hasta la psicodelia creativa de Greenwich Village en Nueva York; desde las revueltas en las calles de Detroit hasta los campos de muerte de Vietnam. (FILMAFFINITY) [+]
20 de enero de 2008
37 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años y en los últimos meses el cine ha ido experimentando un cambio notable en la forma de dirigir de numerosos nuevos talentos que han podido consolidarse. La narrativa clásica y austera al estilo Ivory ha ido desapareciendo, o mejor dicho, cediendo el paso, a un tipo de dirección mucho más extrema y arriesgada que ha levantado las iras de los más puristas.
Por supuesto hablamos del término recientemente acuñado como “Pop-modernismo”. Para los que jamás hayáis oído semejante palabreja, que ya se esta empezando a hacer un sitio entre las publicaciones y los circuitos cinematográficos os daré unos apuntes. Se considera al cine pop-modernista como ese tipo de cine que hace gala de un uso de la imagen y la música podríamos decir que llevado a su extremo. La imagen no solo posee la cualidad de narrar sobriamente una historia mediante un plano bien encuadrado, también se puede modificar y jugar con ella a antojo del director, superponiendo unas con otras, ralentizándola o añadiéndole música alternativa todo con el objetivo de transmitir más directa y pasionalmente el sentimiento deseado.
La imagen ofrece multitud de posibilidades, entonces, ¿Por qué no explotarlas? La directora Julie Taymor, que antes de dirigir ya había adquirido un estatus notable como directora de teatro en Broadway, es la última gran exponente de esta nueva corriente pop-modernista de la que me considero fan, digan lo que digan unos u otros. En Across the Universe la directora de Frida lleva la psicodelia y la transgresión en la imagen hasta sus últimas consecuencias. Los números, no son solo números, sino literalmente, colages visuales repletos de color y música que dejarán a más de uno pasmado en la butaca ante semejante osadía, ya no para con el clásico uso de la imagen sino además con las grandes canciones de Los Beatles utilizadas de semejante manera.
Desde luego encuadrar al último y popero film de la Taymor solo como un musical es quedarse bien corto y es que la directora se salta a la torera todas las convenciones de los musicales clásicos y de la propia narración para imprimirle a su película un ritmo vertiginoso en el que el máximo exponente son las canciones, la emoción y el poder de la imagen. Sí, porque a pesar de estructurarse como una montaña rusa sin freno ninguno, la película consigue emocionar (y cómo) en algunos y muy bien plasmados momentos de la historia, estructurada en un guión que como ya se han apurado a clamar algunos puede pecar de sencillo, pero no por ello de frío, frívolo o insensible. No hay que confundir la sencillez con la eficacia, y eso lo hace mucha gente. El guión de “Across the Universe” no posee 20 subtramas ni 50 ramificaciones, sino que opta por una bonita historia de amor que se acopla como una horma a su zapato al espíritu que desprenden las canciones del grupo británico.
Por otro lado en el ámbito interpretativo quien brilla con luz propia es la nueva estrella de la constelación juvenil de Hollywood,...
Por supuesto hablamos del término recientemente acuñado como “Pop-modernismo”. Para los que jamás hayáis oído semejante palabreja, que ya se esta empezando a hacer un sitio entre las publicaciones y los circuitos cinematográficos os daré unos apuntes. Se considera al cine pop-modernista como ese tipo de cine que hace gala de un uso de la imagen y la música podríamos decir que llevado a su extremo. La imagen no solo posee la cualidad de narrar sobriamente una historia mediante un plano bien encuadrado, también se puede modificar y jugar con ella a antojo del director, superponiendo unas con otras, ralentizándola o añadiéndole música alternativa todo con el objetivo de transmitir más directa y pasionalmente el sentimiento deseado.
La imagen ofrece multitud de posibilidades, entonces, ¿Por qué no explotarlas? La directora Julie Taymor, que antes de dirigir ya había adquirido un estatus notable como directora de teatro en Broadway, es la última gran exponente de esta nueva corriente pop-modernista de la que me considero fan, digan lo que digan unos u otros. En Across the Universe la directora de Frida lleva la psicodelia y la transgresión en la imagen hasta sus últimas consecuencias. Los números, no son solo números, sino literalmente, colages visuales repletos de color y música que dejarán a más de uno pasmado en la butaca ante semejante osadía, ya no para con el clásico uso de la imagen sino además con las grandes canciones de Los Beatles utilizadas de semejante manera.
Desde luego encuadrar al último y popero film de la Taymor solo como un musical es quedarse bien corto y es que la directora se salta a la torera todas las convenciones de los musicales clásicos y de la propia narración para imprimirle a su película un ritmo vertiginoso en el que el máximo exponente son las canciones, la emoción y el poder de la imagen. Sí, porque a pesar de estructurarse como una montaña rusa sin freno ninguno, la película consigue emocionar (y cómo) en algunos y muy bien plasmados momentos de la historia, estructurada en un guión que como ya se han apurado a clamar algunos puede pecar de sencillo, pero no por ello de frío, frívolo o insensible. No hay que confundir la sencillez con la eficacia, y eso lo hace mucha gente. El guión de “Across the Universe” no posee 20 subtramas ni 50 ramificaciones, sino que opta por una bonita historia de amor que se acopla como una horma a su zapato al espíritu que desprenden las canciones del grupo británico.
Por otro lado en el ámbito interpretativo quien brilla con luz propia es la nueva estrella de la constelación juvenil de Hollywood,...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
...el debutante Jim Sturgess como Jude (si, el mismo de la canción “Hey, Jude”) . Sin duda es el que más se luce entre todo el reparto de jóvenes promesas que irradian frescura a toda la película. El actor protagoniza algunos de los mejores números musicales del film, tales como el de la mítica “Across the Universe” o la increíble “Strawberry Fields Forever” que convierte las fresas en bombas de guerra. A su lado la rubia Evan Rachel Wood se erige como la actriz más angelical y adecuada para un papel como el de Lucy, (si, la misma de “Lucy in the Sky with Diamonds”). La joven actriz se muestra talentosa y correcta en cada de una de sus escenas y números y sin duda sus solos como cantante son muy destacables, pero donde especialmente brillan estos jóvenes interpretes es en sus escenas juntos. El trabajo de casting llevado a cabo no podría haber sido mejor.
Por otro lado el film no escatima en numerosos guiños tales como la anécdota de los nombres, muchos de los cuales se han escogido en base a algunas de las canciones de los Beatles, el parecido que se ha buscado entre algunos actores y algunas figuras míticas como Janis Joplin y Jimi Hendrix, o los cameos realizados por figuras como Joe Cocker, Salma Hayek o Bono. Por supuesto el talento teatral de Taymor se hace notar sobre todo en la dirección artística, la cual resulta sencillamente sublime y de obligado Oscar.
El colorido, el espectáculo y la originalidad se respiran en cada escenario y en cada localización. Finalmente esta claro que mediante la conjunción de todos estos elementos llevados a su máximo extremo, la directora de la apreciable Frida ha compuesto una obra hermosa, divertida y vertiginosa que hace gala de un espíritu popero que muchos no tardarán en atacar debido a su osadía y su valentía, pero ante todo, debido a su eficacia. Si eres de los que acepta que la imagen y la música están hechas para explotar todas sus posibilidades en el cine, de los que aceptas de buen grado los juegos visuales de Tarantino o los “videoclips” de Coppola a ritmo melancólico o los de Wes Anderson a ritmo humorístico aderezado con buena música alternativa, de los que te empapas del tan cacareado cine kitsch, pop, modernista, videoclipero, o como deseen llamarlo los puristas, sin duda esta es tu película.
Por el contrario, si eres una persona que disfruta con la narración clásica, y que no soportas las innecesarias excentricidades de directores como los anteriormente mencionados y crees que el cine solo es cine cuando es clásico y sobrio, entonces ni se te ocurra acercarte a este musical, porque sin duda se convertirá en una aberración para ti. Una película que desde ya tiene visos de poder entrar en la controvertida lista de películas de culto de esas que traen consigo la inevitable división de opiniones, el inevitable sino de los directores que se arriesgan sin pensarlo.
Por otro lado el film no escatima en numerosos guiños tales como la anécdota de los nombres, muchos de los cuales se han escogido en base a algunas de las canciones de los Beatles, el parecido que se ha buscado entre algunos actores y algunas figuras míticas como Janis Joplin y Jimi Hendrix, o los cameos realizados por figuras como Joe Cocker, Salma Hayek o Bono. Por supuesto el talento teatral de Taymor se hace notar sobre todo en la dirección artística, la cual resulta sencillamente sublime y de obligado Oscar.
El colorido, el espectáculo y la originalidad se respiran en cada escenario y en cada localización. Finalmente esta claro que mediante la conjunción de todos estos elementos llevados a su máximo extremo, la directora de la apreciable Frida ha compuesto una obra hermosa, divertida y vertiginosa que hace gala de un espíritu popero que muchos no tardarán en atacar debido a su osadía y su valentía, pero ante todo, debido a su eficacia. Si eres de los que acepta que la imagen y la música están hechas para explotar todas sus posibilidades en el cine, de los que aceptas de buen grado los juegos visuales de Tarantino o los “videoclips” de Coppola a ritmo melancólico o los de Wes Anderson a ritmo humorístico aderezado con buena música alternativa, de los que te empapas del tan cacareado cine kitsch, pop, modernista, videoclipero, o como deseen llamarlo los puristas, sin duda esta es tu película.
Por el contrario, si eres una persona que disfruta con la narración clásica, y que no soportas las innecesarias excentricidades de directores como los anteriormente mencionados y crees que el cine solo es cine cuando es clásico y sobrio, entonces ni se te ocurra acercarte a este musical, porque sin duda se convertirá en una aberración para ti. Una película que desde ya tiene visos de poder entrar en la controvertida lista de películas de culto de esas que traen consigo la inevitable división de opiniones, el inevitable sino de los directores que se arriesgan sin pensarlo.