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España España · Málaga
Voto de Lukas:
6
Drama Nueva York, 1972. Charlie (Harvey Keitel) es un joven italoamericano de 27 años que trata de ascender en la mafia de Nueva York, pero dicho ascenso se ve obstaculizado por su sentimiento de responsabilidad hacia su imprudente amigo, Johnny Boy (Robert De Niro). (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2023
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La vi en su momento, y la volví a ver anoche, para comprobar cómo la ha tratado el tiempo, y la verdad es que me reafirmo en mi opinión primera: es una película malilla, por no decir otra cosa. Es de 1973, es decir, comienzos de los años 70. Es el comienzo de su carrera, también. Yo ya no sé si pensar que el estilo cutre de la cinta se debe al look de aquellos años, o bien que ese look es propio del director italoamericano. Es que los años 70 fueron unos años muy cutres, ésa es la pura verdad, y rara es la peli que se libra. Pero aparte eso, lo que echa por tierra esta obra es su mal guión, como ya han señalado otras críticas. Tres años después realizó Taxi Driver, que es una obra maestra. ¿En tres años cambió tanto su cine? ¿No será que en la cinta de 1976 el guión era obra de Paul Schrader? Un guionista como la copa de un pino. Lo que viene a demostrar, por si cabía alguna duda, que una peli sin un buen guión no se sostiene, por buenos actores, fotografía, montaje y música. Aquí, los dos actores principales, De Niro y Keitel, están muy bien, y sobre todo el primero demuestra ya sus dotes para personajes desencajados. El montaje es certero, desde luego. Y la fotografía también está muy bien, mostrando toda la suciedad y miseria moral de Nueva York en esos años. Esa cámara en mano, esa planificación, es excelente. Y la música, popular, tanto temas de clásica como de música de la calle, es acertadísima y logra imbuir el conjunto de un pathos especial. Pero falla lo principal: no hay guión, Scorsese es un mal escritor y es lo que hace que la peli cojee: diálogos tontos, secuencias vanas, violencia gratuita, ridícula, patética. Sólo en el tramo final remonta el vuelo, y encontramos por fin algo que nos atraiga, que no sea el sueño. Pero hasta entonces, cuánto tedio, cuánto cutrerío. Seguro que Keitel y De Niro estarían rezando para que terminara...
Lukas
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