Con la realización de "Harakiri", Kobayashi ofreció una intensa denuncia de la inhumanidad de los códigos que regían en la sociedad feudal japonesa. Kobayashi defendió la teoría de que el sistema establecido por los Shogun sólo funcionaba correctamente en tiempos de guerra, en tiempos de paz el samurai era conducido a la decadencia moral, la humillación, la mezquindad y el engaño. La pelicula esta basada en la obra del escritor Yasuhiko Takigushi, obra que Kobayashi llevo a la gran pantalla en 1962, creando con ella una de las obras mas importantes del cine asiático, y el film que posteriormente se convertiría en su carta de presentación. Harakiri se trata de una pelicula prodigiosa, rodada en un tono tono lúgubre que no nos permite tener un atisbo de esperanza, con un ritmo necesariamente lento, donde el espectador puede disfrutar de los pequeños detalles que la envuelven y la hacen maravillosa, sus primeros planos son certeros, la pelicula muestra escenas complejas y austeras, haciendo que la atmósfera se vuelva tensa y trágica, hecho que se ve reforzado por la estructura narrativa que emplea el cineasta japones. Una estructura que le permite involucrar al espectador directamente en la trama, creándonos una sensación de tremenda compasión por los protagonistas. La película es una oportunidad para que Kobayashi haga una crítica del bushido, un código ético estricto y particular al que muchos samurráis entregaban sus vidas, que exigía lealtad y honor hasta la muerte, ignorando cualquier consideración humana o humanista. Olvidando que detrás de un guerrero, hay un hombre, a veces una familia y una historia. Harakiri es un retrato realista de la pobreza y sus terribles consecuencias, reflejando lo que puede hacer una persona desesperada por el bienestar de su familia. Kobayashi nos presenta un alegato a favor de la tolerancia, pero no una tolerancia ciega, nos pide que nos preguntemos antes de hacer un juicio sin retorno. Lo hace narrando la historia de Tsugumo Hanshirō, un viejo y empobrecido ronin, quien acude a la casa del Clan Iyi solicitando un lugar digno en el que practicarse el Harakiri. Es recibido por el regente Saitō Kageyu, que para disuadirlo, le relata la historia de otro joven samurai, Motome, quien llegó bajo la falsa pretensión de practicarse el Harakiri, con la esperanza de recibir unas monedas en su lugar. El Clan, para disuadir a otros ronin que acudiesen con la misma intención, fuerzan a Motome a practicarse el Harakiri. Kobayashi aprovechando magnifica su estructura narrativa, le da a la pelicula una vuelta de tuerca para hacernos descubrir la verdadera historia que se esconde en estos personajes.

"Fue quizás un samurai, pero también era un hombre de carne y hueso ".