Esta peli te golpea fuerte, en pleno estómago. Es una continua lucha entre el bien y el mal, la justicia y la maldad, el pecado y su condena. La figura del predicador es imborrable, son su doble moral y su sinuosa conducta. Supongo que nada del agrado de quienes frecuentan la iglesia. Una pena que no tenga un desenlace tan contundente como el que pudiera esperarse de tan dramática historia. En cualquier caso, vale la pena dedicarle las dos horas que dura, y saborear el amargo néctar que destila. Buenas interpretaciones y excelente fotografía.