La cinta de De Sica funciona a la perfección como todas sus obras neorrealistas, retratando de manera eficaz y certera las penurias que tuvieron que atravesar los italianos durante la Segunda Guerra Mundial. La película muestra las consecuencias de un conflicto bélico, y como éste arranca con todo a su paso.

La protagonista del relato es una bella madre interpretada de manera fabulosa por Sophia Loren, poniéndose en la piel de una mujer indomable que tratará de sacar adelante a su hija adolescente pese a las dificultad de la tarea. Cesira, buscando tranquilidad, huye de Roma y de los bombardeos hacia el interior, donde se encontrará con un joven subversivo de buen corazón.

El cine del director transalpino se diferencia del de sus compatriotas contemporáneos por su orientación sentimental, apelando a la compasión en el espectador. Sus filmes funcionan como documento social de una época, por lo que constituyen obras de un gran valor histórico. Otra muestra más de buen cine por parte del infravalorado Vittorio de Sica, sin duda uno de los grandes cineastas de mediados del siglo XX.