Fantástica. Una deleite para los sentidos. Si te has encontrado perdido en la vida y has buscado la redención a través del amor, comprenderás de que va esta película. Si has tenido que aislarte y alejarte de la gente a la que querías para no hacerles daño, esta historia te llegará al alma. Todos los hombres llevamos dentro, escondido en alguna parte de nuestro ser, un personaje como el que interpreta Ryan Goslin. Pero pocos tienen los principios, la honestidad, el carácter y el temple necesarios para ser esa persona. Hay que haber sufrido, haber tenido una vida difícil, y haberse enamorado. La actuación del actor canadiense es simplemente magistral. Y del mismo modo, todos los hombres queremos tener alguna vez en la vida la oportunidad de mirar a los ojos a una mujer como Irene (Corey Mulligan), frágil, enigmática, preciosa, pura, y decirle todo con la mirada. Y protegerla. Y que nos rescate de nosotros mismos. Aquí sobran las palabras y las medias verdades. Si has tenido una vida fácil y plana, probablemente ni te guste ni entiendas esta obra de arte. Porque es eso, una obra de arte. Una metáfora de la vida y de este extraño mundo en el que vivimos. Un rayo de luz y esperanza efímeros entre la basura que nos rodea